Lo que nos deja Lolita Bosch

Tal vez lo primero que llame la atención de 'Campos de amapola antes de esto' sea el subtítulo: "Una novela sobre el narcotráfico en México". No sé si haya sido original del manuscrito o si fue un añadido por parte de la editorial; de cualquier manera es una imprecisión estética que, al menos en mi caso, pospuso su lectura durante varios meses. No quiero iniciar con una estéril divagación sobre los géneros literarios, es sólo que estamos frente a un texto que es mucho más complejo y ambicioso de lo que su subtítulo, como mirilla, sugiere. Para acercarnos un poco a la finalidad literaria de Bosch tendríamos que empezar diciendo que se trata de un poema, un poema épico para ser más específicos, que como toda épica tiene el objetivo último de explicarnos: "saber quiénes somos, dónde estamos, qué podemos hacer. Cómo comenzó todo. Cuándo". Sólo para contestar estas preguntas -¿existen preguntas más pertinentes hoy?- es que se alza una voz que nos relata, nos dice, nos recuerda y nos inventa un origen. El libro es, literalmente, un viaje a la semilla: un recorrido que transita de julio del 2003 hasta abril de 1906 y recrea nuestro siglo XX en reversa. La injusticia, corrupción y criminalidad que se relatan nos permiten entender mejor el presente y concluir con la narradora "que somos la consecuencia de nuestra historia". La primera finalidad de Campos de amapola es echar un poco de luz en las tinieblas para hacer del día de hoy un lugar menos oscuro.

Para ello, Bosch no se conforma con levantar esa investigación histórica. Porque lo que vivimos hoy, aunque se explique por los vicios de ayer, no puede ser narrado con los mismos recursos narrativos de antes.

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