Pucuna y el ideario tzántzico vuelven

notitle

La noche del martes se reunieron todos, o por lo menos los sobrevivientes, para ver la reedición, casi medio siglo después, de su órgano de expresión por excelencia. En la sala Alfredo Pareja Diezcanseco estaban los tzántzicos para testimoniar la resurrección de la revista Pucuna.
El grupo cultural surgió en los sesenta con un manifiesto de ruptura, que llevaba el arte afuera de ciertos cenáculos hasta la calle, y esa revista de pasta negra.
Los poetas compartían las primeras filas de butacas y un sentir nostálgico. Irving Zapater los recordaba en las sillas del Café 77, el poeta Raúl Arias habló de desempolvar la revista, no como acción arqueológica sino como reconocimiento a una cultura negada, y Luis Corral leyó un poema sobre y para sus compañeros reductores de cabezas.
Un documental mostraba a algunos de ellos recorriendo las calles de ese Quito que contempló su nacer y crecer: Alfonso Murriagui, Antonio Ordóñez, José Ron, Francisco Proaño y Arias traían ideas y recitales. Antes de los créditos se declaraba la negativa a olvidar a los compañeros fallecidos (Rafael Larrea, Simón Corral, Bolívar Echeverría, Agustín Cueva).
Otros autores se distribuían por la sala (Abdón Ubidia, Iván Carvajal) y Ulises Estrella los convocó para el abrazo y la fotografía. Estaban allí para ver la publicación de Pucuna, en edición facsimilar y con el apoyo del Consejo Nacional de Cultura. Esta entidad antes editó una antología de artículos de La bufanda del sol, otra producción editorial de los tzántzicos.
La publicación de Pucuna reúne los nueve números que circularon entre 1962 y 1968. Desde el Primer Manifiesto con que el grupo y su proyecto se presentaron, hasta poesías y palabras que se conjugaban con ideas y posturas políticas. Las páginas recogen las actividades que los tzántzicos hacían para llevar la propuesta al público y también fotografías de esos años.
Pucuna fue el papel donde se asentaron las propuestas de esos intelectuales. Si bien no ha sido la primera revista literaria en la historia del país, trazó una línea en la segunda mitad del siglo XX. Una línea que continuaría en los siguientes grupos literarios; cada nueva publicación con personalidad y actitud propias.
La reedición de Pucuna cabe en la reflexión sobre los problemas de continuidad de estas publicaciones, en su mayoría por aspectos económicos. Difícilmente se supera el noveno número, lo cual ha convertido al país en “cementerio de revistas&rdquo