Mucho se ha escrito y dicho sobre la Independencia, aquí recogemos algunos pasajes que nos trasladan a la época.
– “Entonces ¿para qué mismo estamos luchando?
-Para lograr la independencia, para eso luchamos; pero de ello no se deduce que alcancemos inmediatamente la libertad ni la justicia que soñamos. Repito, para ello debemos olvidarnos de nuestros hábitos de opresores, debemos educarnos en la práctica del respeto a la persona humana.
-La independencia es solo el comienzo de una larga lucha por alcanzar la libertad y la justicia para este pueblo –dijo Pedro Matías después de cerrar, detrás de sí, las puertas del taller del padre de Judit donde todos estaban reunidos–. Ahora es la libertad política de un pueblo oprimido por siglos la que nos urge, mañana deberá ser la libertad del fuero íntimo de los individuos.
Hablaron casi hasta el amanecer sobre cómo sería ese nuevo arte de gobernar que se lo practicaría una vez lograda la independencia. Pedro Matías les explicó cuáles habían sido las ideas de Espejo al respecto y cuál era su propia concepción sobre el asunto. Si la desdicha de los pueblos se debía –según él– a la desorganización de la sociedad y al abuso del poder, entonces proponía que este se lo distribuyera en varias manos, así se controlaría a otros y se establecerá un equilibrio de fuerzas que permitirá a los hombres vivir en paz y alcanzar la prosperidad y la justicia, explicó. En vez de vasallos de un déspota coronado seremos ciudadanos de una república regida por leyes racionales, sabias y justas. Cuando Pablo Salas le repuso que tales maravillas serían difíciles de alcanzar en nuestro medio ignaro y pobre que reclama soluciones inmediatas y fáciles, Pedro Matías estuvo de acuerdo con él y le dijo que, efectivamente, es la falta de educación política de este pueblo que solo aprendió a obedecer ciegamente el mayor escollo para alcanzar su propia liberación. Pero no olvidemos que por eso luchamos, enfatizó. Tardará algún tiempo para que nuestro proyecto de hombre libre se avenga con esta sociedad que, por siglos, ha sido moldeada para la servidumbre. Recordemos que una revolución es precisamente para eso: para volver posible lo imposible, para abrir caminos hacia lo nuevo. Soñemos primero hoy y seremos mañana. La marca de nuestra generación ha sido volver tangibles las utopías, concluyó”.