En 1859, una publicación iba a causar un giro en el modo de hacer poesía. Era la aparición de ‘Las flores del mal’, una publicación que le otorgaría a Charles Baudelaire la censura de la época y la gloria poética. Esta obra circula hoy junto a diario EL COMERCIO como parte de la colección Obras imprescindibles.
Ciertamente, Théophile Gautier, amigo y maestro de Baudelaire, no se equivocó cuando escribió un artículo en el que señalaba que ‘Las flores del mal’ supuso una “frisson nouveau” (un estremecimiento nuevo) en la poesía.
Y es que los diversos problemas en torno a la censura de ‘Las flores…’ son la prueba de una revolución poética que intentó ser callada desde su aparición.
Ya en la primera edición, la censura negó la publicación de ciertos poemas por considerarse de corte lésbicos. A pesar de esto, ni la multa de trescientos francos ni la prohibición sobre sus seis poemas impidieron la reedición del volumen en 1861 en la que, además de los seis poemas, aparecieron otras 35 obras.
Pero ¿qué hizo grande a Baudelaire? Sin lugar a dudas fue su firme decisión de tomar el camino del mal, no como una forma distinta a la del bien sino como la mejor crítica hacia una sociedad enclaustrada en la tradición.
De esta manera nace el amor hacia lo amoral, lo obsceno, lujurioso, ajeno y desordenado.
Pero no todo es caos. El poeta, embebido por la perfección escritora, termina creando una obra en la que el simbolismo sería la huella de su formalismo. Un camino para crear poesía, nueva, bella, y correcta.