En el mundo se han producido cuatro grandes revoluciones: del lenguaje, la escritura, la imprenta y la microelectrónica. En esta última revolución –que apenas comienza- hemos visto florecer descubrimientos e inventos extraordinarios, donde el lenguaje de la tecnología se instala no solo en los espacios de la ciencia sino en la cotidianidad.
Y está en camino una nueva alfabetización universal, que supera los parámetros de la lectura y la escritura tradicionales, como experiencias en las aulas. El cambio en ciernes se halla en la revolución de los aprendizajes, que supera los currículos y los planes de estudios, los ámbitos de las profesiones y las especialidades.
En este proceso cualitativo predomina el pensamiento categorial, la capacidad para construir conocimientos y el desarrollo de las inteligencias para enfrentar la mediocridad y la memorización mecánica de conceptos que no se entienden, y mejorar la comunicación lingüística mediante nuevos lenguajes y referentes.
Escuela, ¿fábrica de analfabetos funcionales?
En el Ecuador el tema de la enseñanza de la lectura y escritura está relacionado directamente con la calidad de la oferta educativa. Si bien se han hecho esfuerzos en las últimas décadas para aumentar la cobertura escolar, el problema de la calidad subsiste.
La educación ecuatoriana –con las excepciones del caso- no forma gente culta, preparada, con raíces y motivaciones para emprender, analistas simbólicos con capacidades lingüísticas antes que, con conocimientos memorizados y mentalidad abierta a la ciencia, a los cambios y a la creación.
Con todo respeto, la escuela en el Ecuador es una fábrica de analfabetos funcionales. Una observación no sistemática de nuestros líderes, en los diferentes escenarios de la vida nacional, verifica el grado de preparación o falta de preparación del talento humano, que egresa de los diferentes centros de estudios.
¿Y qué pasó con el Sistema Nacional de Bibliotecas (SINAB)? ¿Dónde están los libros de este importante fondo editorial? La bibliotecología, ¿sigue siendo una profesión admirada y apetecida?
Las nuevas lecturas del mundo requieren docentes lectores y más bibliotecarios, nuevas estructuras educativas, nuevos textos escolares y nuevos ambientes de aprendizaje y no solo más presupuestos. Se demanda voluntad política, consensos mínimos, compromisos y acciones de todos los agentes de la sociedad y no solo de los docentes.
Por una razón: “Porque el arte de leer es, en gran parte, el arte de hallar la vida en los libros y comprender mejor el mundo gracias a ella”, según André Maurois
Un Plan Nacional de Lectura es urgente
El Ecuador reclama una política pública y una estrategia dirigida a los ciudadanos del Ecuador, y en especial a los docentes, a los estudiantes y padres de familia interesados en modificar sus comportamientos lectores, y así contribuir a la creación de espacios culturales alrededor del libro y la lectura.
El Plan Nacional de Lectura se afirma sobre el compromiso de realizar cambios significativos en la educación, mediante el trabajo continuo de mediadores (profesores, padres, bibliotecarios y promotores culturales) en los ámbitos de la lectura y escritura, que mejoren de manera significativa los hábitos y comportamientos lectores, y el fortalecimiento de los valores ecuatorianos.
Los objetivos serían: Mejorar la calidad de los aprendizajes de la lecto-escritura y la comprensión lectora; promover el libro y la lectura, así como los comportamientos lectores, en el contexto de la realidad ecuatoriana; capacitar mediadores y promotores de la lectura en los escenarios de la familia, la escuela y las bibliotecas; crear un sistema de formación de formadores, con la ayuda de las tecnologías; y, desarrollar nuevas reglas para el fomento de la redacción, edición, producción y distribución de libros a bajo costo, mediante la eliminación de aranceles e impuestos sobre el papel, tintas y equipos.
Un acuerdo público entre los ministerios de Educación y Cultura es necesario, que defina la participación de todos los planteles del Ecuador y los gobiernos locales, el auspicio de la empresa editorial, los editores, autores, lectores, y la sociedad civil. ¿Se animará el nuevo presidente?
Los agentes de la lectura
* LOS MEDIADORES. Son los padres de familia, los docentes, los bibliotecarios y otros facilitadores entrenados, que promueven el libro y la lectura en los diferentes ámbitos de su quehacer. La “mediación” está concebida no como una simple “transmisión” de conocimientos y destrezas, sino como una relación humana, comunicativa y participación, de carácter no formal, que permite la construcción de procesos lectores, a través de actividades que se centran en el libro y la lectura, y promueven nuevos comportamientos lectores.
* LOS LIBROS. Constituyen los ejes del Plan Lector. Los libros son la esencia de este proyecto (los buenos libros, se entiende; bien escritos, bien ilustrados, bien impresos y a precios accesibles).
* EL ENTORNO. Comprende el ambiente interno y externo de la lectura. Por ambiente interno se entiende el espacio próximo (la familia, la escuela y la biblioteca, de manera preferente), y por ambiente externo aquél que se encuentra en la comunidad y en otros escenarios creados o adaptados para promover los libros y las lecturas: las ferias, el día de los lectores, el libro leído, los concursos, las demostraciones, los diálogos con escritores, los periódicos murales y otras actividades relacionadas directamente con la lectura.
1. En el hogar. Padres lectores preparan hijos lectores. Se ha comprobado que, si los padres nos comunicamos con nuestros hijos, desde edades tempranas, a través de los libros ilustrados, los cuentos, los juegos, etc., mejoran nuestras relaciones afectivas y se crea un “espacio” efectivo para el verdadero aprendizaje.
Leer a los niños en crecimiento rimas, adivinanzas, trabalenguas, coplas, amorfinos es muy positivo. En el ciclo inicial es preferible leer en voz alta los cuentos clásicos, leer tarjetas, empaques, anuncios y todo lo que les rodea.
Los padres somos los primeros mediadores a la lectura. Como tales debemos ser los padres buenos lectores, ser amigos de los libros para poder “transmitir” esta energía poderosa a nuestros niños, niñas y adolescentes.
Organizar una biblioteca o colección de libros, en un “rincón” de la casa es aconsejable, así como un sitio tranquilo para leer.
2. En la escuela. La lectura no debe ser una obligación de la escuela –aunque allí se aprende a leer-; no debe ser un medio para acceder a la información o exclusiva para consulta. La lectura debe ser una actividad provechosa por sí misma, debe tener por objeto el placer de la lectura.
El gusto por la lectura se aprende. Este “gusto” no puede ser impuesto y peor considerar la lectura de un libro como un castigo o un sacrificio.
El circuito AULA-HOGAR-BIBLIOTECA es importante tener en cuenta, para favorecer los comportamientos lectores, la satisfacción de leer por leer y mejorar las habilidades de comprensión de los textos.
La escuela no debe “matar” la lectura. Depende de maestros y padres contribuir a que la lectura sea una verdadera “fiesta del lenguaje”.
En la escuela se pueden realizar diferentes actividades: escribir cartas a personajes de una historia; inventar otro final del cuento o del texto que se está leyendo; decorar el aula con dibujos o ilustraciones sobre un libro; organizar una función de títeres basada en el libro; e ilustrar el libro en forma de tira cómica.
También es posible elaborar una cartelera sobre un libro y sus personajes; dibujar un crucigrama con los nombres de personajes y lugares encontrados en un libro; preparar una exposición de manualidades inspiradas en los personajes del libro leído; escribir reseñas de los libros y publicarlas en revistas y periódicos del centro educativo o de la comunidad; escribir otras historias con los personajes de la obra en diversas circunstancias; elaborar mapas, maquetas o representaciones del lugar de una obra; organizar talleres de expresión plástica (dibujo, modelado, fotografía, collage, dramatización, etc.); construir o reconstruir historias paralelas.
En la escuela es fundamental promover la estimulación del lenguaje oral. Y junto con la lectura fomentar la escucha, la escritura y la expresión a través de movimientos, gestos o imágenes.
Se puede, además, crear el rincón de la noticia, mi objeto favorito; invitar a lectores –un maestro, un padre de familia- o a un autor de un libro, si es posible; constituir un taller de escritura y conversatorios sobre libros de interés general o específico de los estudiantes. Insistir en el libro leído (no mediante memorización de los resúmenes) y concursos donde se incentive la originalidad y no la copia.
En el ámbito escolar hay que reconceptualizar la biblioteca escolar como un lugar vivo, y no como un “depósito” de libros de consulta. Hay que ir más allá: la biblioteca escolar debe ser un centro de recursos para el aprendizaje, donde se encuentren y promuevan no solo los libros didácticos sino los libros de literatura universal, nacional y la literatura infantil; los videos, los CDs y otras tecnologías educativas modernas.
- En la comunidad. Los parques, los sitios de recreo, las plazas pueden ser espacios ideales para promover el libro y la lectura. La organización de carpas con apoyo de la comunidad puede ser interesante, y mejor si se completa con otras actividades lúdicas, como la música, el canto, los títeres, los juegos populares, etc.
- La lectura silenciosa
La lectura silenciosa es importante estimular. Ofrecer unos minutos para la lectura silenciosa es siempre gratificante. Esto se logra con paciencia, a medida que se consolidan los comportamientos lectores y sobre todo el “amor” por los libros.
La lectura, en los primeros años, debe ser necesariamente una experiencia lúdica; más tarde, el tocar, el rayar, el dibujar se convierte en una actividad intelectual con el pasar de los años. Comienza por lo senso-perceptivo –visual, olfativo, táctil y auditivo- y luego avanza hacia el manejo del libro como un “ser” con un cuerpo físico definido, con un tamaño, colorido y texturas, y del texto como un conjunto de mensajes significativos, que impacta nuestras sensibilidades.
Por eso no hay que preocuparse mucho, porque el proceso de la lectura es progresivo, y veces lento. Todo depende de las actitudes y comportamientos lectores de los mediadores.
Cuando se ha logrado formar lectores silenciosos -que leen por placer-, se ha conseguido la meta de un Plan de Lectura. Y allá vamos con su ayuda.