Es una oportunidad de llegar a la danza contemporánea y a la música clásica desde una relación directa con el espectador. ‘El carnaval de los animales’, llevado a escena por la Compañía Nacional de Danza y la Orquesta Sinfónica Nacional, se abre al entretenimiento, con una propuesta técnicamente bien resuelta y el acercamiento a la composición de Camile Saint-Saës.
El humor cumple un rol relevante en la pieza y fue bueno ver a todos los músicos y bailarines embebidos de esa tónica. Nathalie Marin, directora de la OSNE, dejó la solemnidad, que no la calidad musical, para ser parte de ese juego. Lo mismo hicieron los integrantes de la CND, que desde su exploración en las corporalidades animales se prestan a la comedia y la travesura.
La coreografía de Hervé Maigret comprende onomatopeyas, desplazamientos, saltos y giros, que permiten identificar el carácter de cada personaje. Sin embargo, aún hay pausas entre los cambios de cuadros, algo que complica el ritmo de la pieza. La escenografía y el diseño de vestuario se llevan las palmas, al recrear atmósferas, tanto por su estética como por su uso funcional.
La intención pedagógica de esta propuesta se muestra desde el programa repartido: una cartilla en la que, a través de actividades didácticas y lúdicas, el público comprende las relaciones entre la historia, los personajes y los instrumentos que se hallan sobre escena.
Además de ‘El carnaval de los animales’, el programa presenta ‘Les Kadors’, un ejercicio escénico (de Ngc25, de Francia) que desde el baile y los movimientos cotidianos invita a comprender la danza contemporánea sin esa áurea etérea y demasiado trascendental con la que suele revestirse. Es una pieza que rezuma diversión desde el rock y la balada.