Como dice Juan Fernando Andrade, uno de los autores de ‘Quito Bizarro. La antiguía de la capital’, la idea es volver a mirar una ciudad que ya se conoce en “un formato distinto y universal”. O como dice Juan Rhon, el otro autor: sorprenderse “con un par de lugares”. En cualquier caso, se trata de un paseo contado deliciosamente –a la manera de Andrade–, que busca sacudirse de los lugares comunes que han llegado a definir a Quito.
El libro fue presentado en sociedad ayer, en una rueda de prensa llevada a cabo en El Aguijón, uno de los sitios que consta, junto a otros nueve locales, dentro de la Antiguía bajo el acápite de Noche y que es descrito como “un cuartel de actividades disidentes” y no solo como “el lado B de las discotecas fashion de Quito”.
Sí, en ‘Quito Bizarro’ está Luis Balda, el señor de las colaciones de La Cruz Verde, ‘habitué’ de los segmentos locales de la prensa, y representante de una ciudad artesanal que va palideciendo con el pasar del tiempo; pero también está Ecuaswingers, la antítesis de la ‘franciscana carita-de-dios’, “la manera más sencilla y segura de encontrar parejas que estén dispuestas al llamado sexo recreativo”. “Estamos en la misma ciudad –dicen Andrade y Rhon en una conversación algo caótica– los franciscanos y los no franciscanos, los gays y los no gays, los bicicleteros y los que van en auto. Te puedes ir un día a escuchar ópera en el Belle Epoque y tomarte una botella de vino de 3 000 dólares, o más allá irte a pegar un chaulafán vegetariano con los Krishnas”.
Esa es precisamente una de las fortalezas del libro: la variedad y ese afán de incluir todas las intenciones que conviven en la ciudad. Y lo hace dividiendo el paseo en nueve posibilidades: Servicios, que van desde una videoteca de documentales, hasta un fregador que alivia dolores extremos; Cuchara es un segmento que transita, sin inmutarse, de la tentación al espanto (incluye la ingesta de fetos de res); Deporte se debate entre el encanto pueril de una carrera de triciclos y los dominios del arte ninja; Noche ofrece madrugadas de idolatría y descontrol en el Rokiss, junto a la crema y nata de la tecnocumbia nacional o una farra en dos ruedas en La Cleta; Sexo va del Sauna Azul al Pride Center; en Juguetes se encuentra la excentricidad nerd de Audiolibros y una nutrida oferta de animé, en Animakin; Locaciones y Biblioteca juntan los sitios de la ciudad donde han tenido lugar filmaciones de películas o escenas literarias; y en Casual caben igual las peculiaridades de Fabián Velasco, el Hombre Orquesta, o del Centro Cultural Govindas. Son casi 190 páginas que no dan tregua.
Directors’ cut
¿Volverían a deambular –a veces hasta tres días sin encontrar nada– durante 6 meses enteros por la ciudad? Juan Fernando responde: “El plan era perderse más que encontrarse. Cuando acepté el trabajo esa era mi intención. Ahora, usando las palabras de David Foster Wallace, fue: “Una cosa supuestamente divertida que jamás volveré a hacer”. En cambio Juan dice: “Haría esto y el doble”.
Viendo por el retrovisor y puestos a elegir sus ‘must’, los autores escogen –con dificultad– sus favoritos de cada sección. Para Juan Fernando, en Deportes, la Escuela Ninja; en Cuchara, Vista Hermosa; en Sexo, Sexy Locuras; en Juguetes, Racing Hobbies; y en Casual, la Iglesia del Barco. Para Juan, en Servicios, el armero; en Noche, el Rokiss; en Biblioteca, Un hombre muerto a puntapiés; y en Locaciones, Jaque.
Bonus tracks
Entre muchos otros sitios o personas que no entraron en el libro, una de las más memorables es la Cascada de San Juan. “Subimos más arriba del parque de skaters que hay en San Juan… y de repente la vimos, esa imagen compensó cualquier frustración”.
Y el sauna onda retro en pleno Centro Histórico, con paredes forradas de madera. “Un lugar alucinante, pero el dueño no quiso salir en el libro”. Eso y un montón de historias más, como la vez que se quedaron a dormir en el Cadisán, “como choferes de ministro”; cosas que no están impresas, pero que forjaron el alma del libro.
Sobre la publicación
‘Quito Bizarro’ es una coedición de Aguilar (sello de Prisa Ediciones) y Dinediciones.
Ciudades como Santiago, Bogotá, Lima, México DF o Buenos Aires también tienen su Antiguía.