La consigna es clara: los ojos deben ser cubiertos con una venda negra que lo invisibiliza todo.
La obra ganadora de la V Bienal de Arte No Visual satisface uno de los sueños de todo adulto que algún día fue niño en los 80: ser Mario Bros, el personaje enano de Súper Nintendo que lleva una gran “M” incrustada en su gorra roja y que pega saltos gigantescos para agarrar hongos y crecer.
‘Non Videns Games’, es el nombre de la pieza. Fue realizada por José Hidalgo, Andrea Ramírez y Manuel Córdova.
A quien se anime a participar, luego de vendarle los ojos, le colocan unas zapatillas de velcro y le dan las instrucciones .
“A partir de ahora eres Mario Bros, tienes cinco vidas y cuatro minutos para superar los obstáculos y llegar a un túnel. Para que no te pierdas, debes seguir la brisa”.
Los obstáculos son varios: zonas con fuego en el suelo (es posible que provocado con alguna secadora eléctrica), tierra pegajosa que dificulta caminar, desniveles para que uno tropiece.
Todo el trayecto está musicalizado con la emblemática canción de Mario Bros, que sube de tono y velocidad a medida que el tiempo se va agotando.
Inevitablemente, surge la pregunta. ¿Es esto arte o un juego interactivo? Según Saidel Brito, quien fue el curador de la Bienal organizada por la Dirección de Acción Social y Educación (Dase) del Municipio de Guayaquil, lo que le da a este trabajo la categoría de “obra de arte” es su capacidad de apelar de una manera interactiva a la nostalgia generacional. Como recompensa, Hidalgo, Ramírez y Córdova se llevaron USD 5000.
Según el crítico de arte Rodolfo Kronfle, “esta bienal nos hace ganar conciencia de que el arte no está hecho solamente de lo que se ve sino de todos los conceptos que procesa nuestra cabeza”.
El segundo lugar fue para una obra muy intimista. Es la única de las 14 participantes que incluye un texto previo que el participante debe leer antes de incursionar en la pieza.
‘La No-Presencia’ es el nombre de la obra realizada en conjunto por Pedro Sánchez Quimí y Michael Vera Morán. En el texto se le explica al participante que ingresará a un cuarto que perteneció a una de las 30 víctima del lejano 29 de mayo de 1969.
Ese día, estudiantes secundarios se tomaron la Casona Universitaria de Guayaquil para exigir el libre ingreso a las universidades e impedir que sea un derecho exclusivo de las élites. Paracaidistas del ejército les dispararon con fusiles desde el aire; sucedió durante el gobierno de Velasco Ibarra.
Luego de leer ese texto explicativo, el espectador ingresa a un cuarto que perteneció a una de las víctimas e, invadido por la curiosidad, toca todo lo que está a su alcance: fotos, una máquina de escribir con la que el estudiante hacía sus tareas, libros, cuadernos, una cama, un escritorio…
El efecto que se produce, al asociar el hecho histórico y lo que en carne propia uno palpa con sus manos, es muy potente. Según el crítico de arte Armando Busquets, este trabajo trasciende la simple interacción y sitúa un hecho social a una categoría muy íntima, muy particular. Los responsables de este trabajo fueron premiados con USD 3000.
El tercer lugar fue para una de las obras de mayor carga simbólica entre todas las presentadas. Se denomina ‘Somos el abismo’ y fue realizada por Patricia Rodríguez.
Con los ojos vendados y descalzo, el participante es guiado por una voz y mano desconocida. Percibe, claramente, que está pisando sobre senderos propios de un bosque. El olor silvestre se filtra por su nariz. Luego lo hacen escalar hasta lo más alto de una cima. En serio, uno siente que está en la cima. Luego viene el desafío.
“Estás en una cima. Abajo sólo hay precipicio. Tienes dos opciones: vencer todos tus miedos y saltar o no hacerlo”.
Inevitablemente, a uno le embarga la duda. Lo primero que se pregunta es por qué hacerle caso a una persona cuyo rostro ni siquiera conoce. Pero de eso se trata la obra: de arriesgarse ciegamente y lanzarse al supuesto vacío. Y al hacerlo, uno cae sobre una piscina de globos de agua que no se revientan. Solo se sienten frescos.
Quizás como recompensa, nuevamente aparece la extraña voz para sugerirle al arriesgado participante: “Puedes darte vueltas y quedarte varios minutos acostado para reflexionar sobre lo que has hecho”. USD 2 000 se llevó la autora de esta pieza.
La Bienal se realizó en el auditorio Rodolfo Baquerizo Moreno del 17 al 20 de octubre.