Jorge Jaén desapareció del mapa por 60 días. Se fue a zonas que “no existen” para algunos inversionistas a los que les ofreció previamente el proyecto artístico y lo rechazaron: Limones, Borbón, La Tola, Palma Real (Esmeraldas), La Bonita, Tres Fronteras, Puerto Rodríguez, Puerto de Carmen, Tufiño y Chical (Carchi).
Son zonas fronterizas en las que los niños dudan si son colombianos, ecuatorianos o, lo más probable, apatridas. Históricamente han sido desatendidos por ambos gobiernos. Viven rodeados de miembros de la FARC, aprenden desde pequeños a manejar armas y no poseen servicios básicos. “Son hijos no reconocidos”, dice Jaén.
En esos sitios estuvo él para llevar a cabo el proyecto ‘La frontera de mis sueños’, financiado por la Secretaría Técnica del Plan Ecuador. ¿La idea? Brindarles un taller de arte a niños entre los 6 y 15 años en lo que se les explicó el uso del pincel y el acrílico. Pero, sobretodo, niños que jamás habían acogido a alguien que les enseñe a soñar.
En un primer acercamiento, se encontró que muchos de ellos dibujaban armas de todo tipo y a gente acribillada. Y a eso le hizo frente Jaén. Cambió la fórmula. Les pidió que dibujen lo que ellos más anhelan.
Uno de ellos, Jorge Olivio, dibujó un puente que une Borbón y Limones. En la hoja, por supuesto, cabía, pero lo que el niño no sabía es que para que se concrete su sueño se necesitaría el equivalente a once veces el largo del túnel Oswaldo Guayasamín de Quito.
Una niña llamada Emely Machado, de siete años, dibujó a gente feliz con una bandera híbrida, ecuatoriana-colombiana. Y añadió una línea por si quedaban dudas de su deseo: “Todos unidos por una sola patria sin violencia”.
En julio pasado asesinaron a Wagner Castillo Ordoñez, concejal de Borbón. Se culpó del asesinato al colombiano Franklin Ruiz Vargas, quien más tarde sería degollado por el indignado populacho. El asunto no paró ahí. El pueblo, enardecido ante tanta violencia, desalojó a todos los colombianos del cantón sin distinción alguna. Entre esos, a la tía de Emely, que posee esa nacionalidad.
Emely quería a su tía de vuelta y no se le ocurrió una mejor solución que realizando ese dibujo.
Anderson Anay Branda, con tan sólo 4 años, dibujó a militares y miembros de la FARC en completa armonía. Él vive en Palma Real, un pueblo que cada vez se hunde más. El Gobierno en numerosas ocasiones ha mostrado su deseo de reasentar a sus habitantes. Sin embargo, los miembros de este pequeño aldea se han negado.
Edison Taiguaje, de 7 años, dibujó un tanque de agua, un bien que no posee Puerto Rodríguez, el pueblo donde vive.
En total, Jaén impartió talleres a 1744 niños. Cada uno hizo una obra empleando acrílico sobre cartón. Se empleó el texturado, una técnica infantil que consiste en colocar una masa con polvo de mármol. Sobre esa base se traza el dibujo antes de que se seque el material. El último paso: el acrílico.
Un niño de Palma Real no pudo asistir al taller porque se enfermó. Así que decidió enviar un dibujo muy simple del mapa de Ecuador, sin la técnica que sí aprendieron sus compañeros, pero con un mensaje capaz de remover fibras internas: “Mi deseo es que Palma Real se encuentre ubicada en el mapa del Ecuador. Gracias”.
Jaén, conmovido, incluyó la obra dentro de las 118 seleccionados para ser enmarcadas y exhibidas en dos muestras nacionales: en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito y, más tarde, en el MAAC de Guayaquil, donde permanece.
Los caminos que recorrió Jaén para llegar a cada pueblo le resultaron complicados. Para llegar a Tres Fronteras, tuvo que viajar cuatro horas desde Lago Agrio hasta Puerto El Carmen. Enseguida tomó una lancha para hacer una travesía de cinco horas más, esta vez en lancha. Durante todo el recorrido observó sembríos de coca.
Comió pirañas, un plato típico de Tres Fronteras. Este elemento es una constante en los dibujos de los niños de esta localidad que lleva su nombre por ser la intersección de Ecuador, Colombia y Perú.
Jaén cree que los 1744 dibujos dejaron de ser sólo eso para convertirse en el mismo número de peticiones a sus necesidades. Pedidos que él, como artista, ya no puede concretar. Quizás ya hizo lo más importante: despojarlos de la realidad por unos segundos para que se atrevan a reclamar aquello que no tienen.
Sobre el proyecto
Se llevó a cabo en Limones, Borbón, La Tola, Palma Real (Esmeraldas), La Bonita, Tres Fronteras, Puerto Rodríguez, Puerto de Carmen (Sucumbíos), Tufiño y Chical (Carchi).
El artista guayaquileño Jorge Jaén permaneció por el lapso de dos meses, entre agosto y septiembre, en estas zonas fronterizas.
Se entregaron 1744 kit de pintura a los niños y se les impartió talleres de arte.
La Secretaría Técnica del Plan Ecuador financió el proyecto artístico.
118 trabajos fueron seleccionados. Actualmente se exhiben en el MAAC de Guayaquil.
‘Un nuevo amanecer’. Dibujo de Carla Pérez, de 7 años ‘La Virgen Guadalupe’. Obra de Nathaly Mendoza, de 8 años.
‘El manglar soñado’. Trabajo de Diego Angulo, de 7 años.
´Las tres fronteras de mis sueños’. Obra de Luis Ayoví, de 9 años.
Una sola patria. Dibujo de Andrea Salazar, de 12 años.