Pese a la amenaza de lluvia y a la crisis en una España en recesión, las calles de Barcelona se engalanaron el lunes con un sinfín de rosas y libros para conmemorar el día en que murieron Miguel de Cervantes y William Shakespeare y que coincide con el santo patrón de Cataluña.
Este año la fiesta de Sant Jordi y “día del libro”, tradición de mucha fuerza en Cataluña, donde se concentra la mayor parte de la industria editorial española, se celebra en medio de un agravamiento de la crisis económica, cuyo último capítulo es una nueva entrada en recesión.
Como el Día de San Valentín y el día de la Primavera en Latinoamérica, sobre todo Argentina y Uruguay, la fiesta del libro y la rosa es una ocasión ideal para los escarceos amorosos.
Una multitud de personas de todas las edades, agolpadas ante las carpas que acogían a escritores para firmar ejemplares comprados por una larga cola de fieles lectores, hacía difícil caminar por el señorial Paseo de Gracia, la arbolada Rambla de Cataluña o la gigantesca Plaza de Cataluña.
El gremio de floristas calculó que vendería seis millones de rosas, dos más que el año pasado, provenientes en su mayoría de Colombia y Ecuador, pero también de Murcia (sur de España), Holanda, Kenia y Etiopía.
También el Gremio de Libreros de Cataluña preveía mayores ventas que el año pasado y su secretario técnico, Eduard Garrell, manifestó su “satisfacción” por cómo transcurría la jornada, después de que el año pasado se vendiesen 17 millones de ejemplares.
En los tenderetes, grandes tiendas y librerías donde se dieron cita los escritores para firmar libros, Eduardo Mendoza, Carlos Ruiz Zafón o Maruja Torres, autores de los libros de mayor venta y reciente aparición, destacaron entre los locales.
Pero también la australiana Date Norton, la alemana residente en España Sarah Lark y el norteamericano Chuck Palahniuk tuvieron “colas” de fans deseosos de obtener su firma.