La galería, que alberga alrededor de 700 000 piezas, conmemora su cumpleaños con una exposición de obras cedidas para la ocasión por los principales museos del mundo.
Entre ellos están El Prado, que cedió hasta finales de julio pinturas de Velázquez, El Greco y El Bosco, artistas apreciados por el entendido público ruso.
“Estamos muy contentos de que entre las obras maestras que nos cedieron figure, en particular, El príncipe Baltasar Carlos a caballo, del Prado”, dijo Andréi Tolstoi, director de Investigaciones Científicas del museo.
La exposición, titulada ‘Museo Imaginado’, incluye obras provenientes de 27 colecciones estatales y privadas que fueron llevadas a Moscú bajo estrictas medidas de seguridad.
“Este año ha sido muy especial para nosotros: hemos tenido que rendir cuentas y explicar al público lo que hemos hecho en estos cien años”, explica Tolstoi.
Con este fin, el museo organizó una exposición dedicada al centenario de la galería. Además, todos los departamentos de la pinacoteca aportaron a la publicación de un libro que narra su historia y muestra sus riquezas, entre ellas, obras que eran desconocidas para el público.
Además, el Pushkin, que tradicionalmente ha prestado gran atención a los niños -incluso tiene un centro de educación estética para los menores llamado Museón-, editó varias guías para los pequeños visitantes.
El centenario de la galería, que no solo conservó sino consiguió ampliar su colección del patrimonio artístico mundial entre guerras y la época de la “cortina de hierro”, ha servido para recordar a las autoridades los problemas del museo, que no puede exponer todo lo que considera merecedor de ser visto.
Con vistas al futuro, la galería, que guarda muchas obras incautadas tanto de los coleccionistas particulares en la Rusia zarista como de los nazis alemanes durante la Segunda Guerra Mundial -por lo que el museo se ha visto envuelto en diversos litigios-, aspira a ver completada su renovación, un plan arquitectónico que aún está siendo consensuado con el Ayuntamiento de la capital rusa.
El plan prevé una ampliación hasta convertirlo en una ciudad-museo para el año 2018.