La salida de la integrante más joven de Teatro Muégano, a finales del año pasado, fue inesperada y representó una especie de crisis para el grupo. Sin embargo, el conjunto ha tenido que, de alguna manera, reinventarse. Y, en palabras de Santiago Roldós, su director, esa pérdida radicaliza la propuesta de Muégano.
Esta incluye una nueva sede. El sitio es también una respuesta ante las necesidades y deseos del grupo de contar con un espacio propio. Un deseo que se inició 10 años atrás y que no se había concretado por falta de presupuesto.
Dice Roldós que no existe apoyo de parte del Estado ni de la empresa privada. Se debe, quizás, a la falta de visión, de imaginar un espacio teatral con un esquema distinto a lo que existe en la ciudad.
Para demostrar que es posible, Muégano realizó una inversión. Este nuevo espacio está en el sur de Guayaquil, (Vacas Galindo y Guaranda). Ahí, este fin de semana se presentó ‘Ensayo sobre la soledad’. La obra, antes interpretada por tres actrices, giró el año pasado por festivales en varias ciudades de España y México. En Ecuador, lo hizo solo en la provincia del Guayas.
Dirigida por Roldós, ‘Ensayo sobre la soledad’ se adaptó ahora para las dos actrices del grupo: Pilar Aranda y Marcia Cevallos, quienes a través de distintos personajes reflexionan sobre la infancia, la inocencia, las relaciones entre padres e hijos. Esas relaciones donde las palabras pueden convertirse en vacío. “Pobre papá, cada noche se suicidaba lanzándose desde la altísima cornisa de sus aspiraciones”, dice uno de los personajes.
La obra se desarrolla entre lo profundo y la comedia. Invita el público a reír a la vez que reflexiona sobre diversas temáticas. Hay intimidad. Lo espectadores son también invitados a interactuar. Lo hacen recordando, ligando sus recuerdos y emociones a lo que ven en el escenario. Los diálogos invitan (u obligan) a reflexionar: “Imaginemos una ciudad sitiada por tres puertas azules, donde los aventureros realizan sus odiseas cotidianas: ir al súper, recoger a sus hijos, prepararse para el baño del día siguiente, una odisea demoledora”.
Aunque el tema principal es esa soledad, la obra es también una excusa para criticar otras aristas de la sociedad. La homogeneidad, la idiosincrasia, la vanidad, los deseos vacíos, las frustraciones. La desigualdad, las ideas del amor, la rutina, el miedo a la muerte (que puede ser también miedo a la vida). Y es una crítica al sistema político. Como ya lo dijo Roldós, en el evento Acto Resistencia, en semanas anteriores, hacer arte siempre significa resistirse.