Los ojos verdes, el pelo amarillento, la barba pelirroja y una mirada que lo traspasa todo: así fue cómo Vincent van Gogh (1853-1890) se presentó en muchos de sus autorretratos.
A partir de hoy 11 de marzo, y hasta el 6 de julio, algunos de estos lienzos podrán verse en el parisino Musée d’Orsay como puerta de entrada a una exposición que aborda el mito de un artista loco y su suicidio.
Tras el recorrido, el visitante tendrá una imagen bien distinta sobre el pintor holandés, promete la comisaria de la muestra, Isabelle Cahn. Más de 50 obras, entre ellas 46 lienzos -muchos préstamos únicos- forman parte de esta exposición difícil de encuadrar en las categorías habituales.
Así, en lugar de centrarse en la etapa de Van Gogh en París o Arlés o en sus paisajes, “Van Gogh/Artaud. El suicidado de la sociedad” presenta al pintor desde la mirada de Antoin Aratud.
Éste fue “uno de los que se negó a calificar el arte de Van Gogh como consecuencia de su locura“, explicó Cahn.
Artaud, que también era artista, publicó en 1947 el libro “Van Gogh, el suicidado por la sociedad“. Para Artaud, Van Gogh era un artista que sufría al comprobar que nadie entendía su arte.
La culpa de su suicidio sería, por tanto, de la sociedad que le llevó a ese acto de confusión, reza su tesis. Van Gogh fue un artista demasiado luminoso, demasiado moderno para su época, añade.
El museo ahonda ahora en esta teoría con una muestra que arranca con imponentes autorretratos, entre ellos el “Autorretrato delante del caballete” -procedente del Museo Van Gogh en Ámsterdam– o el préstamo de la National Gallery of Art en Washington, en el que el aparece sobre un fondo azul y que pintó en 1889 en Saint–Rémy–de–Provence. “No conozco a ningún psiquiatra que pueda profundizar en un hombre con una fuerza tan abrumadora“, escribió Artaud sobre ese autorretrato del holandés.
Tras los autorretratos, el visitante contempla paisajes y naturalezas muertas que reflejan un estilo muy personal: pinceladas expresivas, líneas curvas y colores luminosos e intensos.
Van Gogh inspiró a las generaciones posteriores y fue reconocido póstumamente como uno de los más significativos fundadores del arte moderno.
Sin embargo, en vida, nadie quería tener sus obras. “Sus lienzos provocaban espantadas entre los amantes del arte“, escribe Ambroise Vollard en sus “Memorias de un marchante de arte“.
La idea de la exposición “Van Gogh/Artaud. El suicidado de la sociedad” surgió a raíz de una muestra sobre el pintor en la Orangerie de París y en un momento en el que había bastante polémica sobre si Van Gogh era realmente aquel pintor loco que en su locura se quitó la vida pegándose un tiro en el estómago -según otras fuentes en el pecho-. Ahora, será el visitante quien se plantee esta pregunta.