Hace cinco años, el genio estadounidense del jazz, Marvin Holladay, llegó al Ecuador para disfrutar de su jubilación junto a su esposa Diane. Sin embargo dice, entre risas, que “no resultó del todo bien”, pues sigue haciendo trabajos.
En su vida de descanso el maestro conoció, por ex alumnos de él, a Ramón Roviera, Cayo Iturralde y Carlos Albán (músicos ritmistas).“Ellos fueron mi introducción a los músicos ecuatorianos y descubrí que había muchos y buenos músicos interesados en el jazz pero no tenían idea (en ese entonces) qué se necesitaba para lograr un buen sonido de la música”, comentó un relajado Holladay, en el sofá de su sala.
Cuenta que eran muy hábiles técnicamente, tenían buen manejo del instrumento, eran competentes técnicamente pero “la interpretación no estaba ni cerca de estar correcta”.
Por el interés y la voluntad de las personas, Holladay decidió ofrecer su conocimiento y la oportunidad de explorar la música de los maestros del idioma del jazz, como Duke Ellington, Dizzy Gillespie, Quincy Jones, entre otros.
“He visto el interés de la gente. Me dije: puedo ayudar y enseñar a los músicos cómo hacer esta música. Esto es algo que yo puedo hacer por el Ecuador”, dijo.
Su idea fue juntar músicos, entre ellos ex alumnos de él, para formar una banda que sea capaz de interpretar la música de los grandes como Dizzy Gillespie, quien fue su mentor.
“Mi experiencia, mi vida, ha sido tocar con los maestros del jazz. Porque yo toqué con Quincy Jones y muchos más”, agregó.De esta idea surgió la Orquesta Jazz de Ecuador (OJE), compuesta por 27 músicos, 22 de ellos son ecuatorianos, a excepción de cinco. La banda se formó hace tres años, de la que Holladay es su director, cuya trayectoria incluye presentaciones con algunas de las grandes orquestas del siglo XX, como la Orquesta Stan Kenton.
La Embajada de los EE.UU. apoyó la formación de la orquesta con el fin de compartir en Ecuador el arte del jazz.
Holladay y su saxofón han sido mundialmente conocidos por la interpretación de un jazz suave y alegre, en el que la capacidad de improvisación y creación del artista lo han colocado al nivel de Herry Carmey o Heywood Henry, dos grandes exponentes de este género.
Su última presentación fue en el auditorio de la Academia Cotopaxi. En ella interpretó la suite ‘Fuego Cubano’, compuesta por Johnny Richards en los años 50.
A sus 81 años se siente feliz de vivir en Ecuador, y compartir la música con personas que tienen un “enorme potencial” para aprender y difundir el jazz.
El objetivo de la OJE ha sido transmitir a los músicos del jazz de nuestro país la sensibilidad y habilidad interpretativa que ellos necesitarán para poder presentar esta música, sin necesidad de ayuda externa.
El concierto fue el viaje inaugural de una orquesta que reflejó el logro de este objetivo.
“El público vivió una experiencia espiritual, porque los músicos tienen el talento y habilidad para transmitirla a través del jazz”, dijo el maestro.
Además de esta agrupación, Holladay está trabajando en la formación de la fundación Dizzy Gallespie School of Jazz con el fin de enseñar a cualquier persona que esté interesada en tocar y en aprender a expresarse a través de este género y aprender qué es lo que requiere para que esta música tome vida.
La formación de este proyecto está en proceso y estará listo en un par de semanas. “Cuando eso suceda, cuando se haga una realidad, firmaré un contrato con la Academia Cotopaxi en la que en conjunto trabajaremos para llevar el jazz a la gente. Este es mi aporte a la gente del Ecuador, dijo el maestro.
“La música es el producto de trabajar en conjunto. Es un medio por el cual la humanidad expresa la esencia de su propia existencia. De eso se trata”.
Hollyday espera que se puedan desarrollar nuevos proyectos y que los profesores incentiven a sus estudiantes en el conocimiento e interpretación de este género musical que se originó en las comunidades afroamericanas a comienzos del siglo XX.