A los 8 años, recuerda, vio sobre las tablas al gran Marcel Marceau. Y quedó fascinado con el arte de los gestos del maestro francés. En ese momento, Philippe Bizot (Burdeos, Francia, 1956) supo qué era lo suyo y empezó su formación y su andadura por los caminos de la pantomima. El mes pasado inició una gira mundial, que se extenderá hasta el 2013, para presentar ’30 años de silencio’, su más reciente espectáculo y que es un salto de un estado de ánimo a otro en siete actos. El mejor mimo del mundo, un autodidacta, estuvo en Colombia como parte de su recorrido, que lo llevará después a una veintena de países. Allí, dialogó con este Diario.
¿En especial, qué intenta mostrar con sus gestos desde un escenario?El mío es un arte del silencio, un arte de comunicación mundial. Y muestro un trabajo sobre la memoria individual, la mía, y la colectiva también. En cada acto, la audiencia es como si se encontrara ante un espejo. Y es un paseo colectivo por esos momentos lindos o tristes de la vida. Es un recuerdo general. Un mimo puede hacer que el público vea sus propias emociones, que son comunes a todas las personas del mundo. Esa es la fuerza de mi trabajo.
¿Cuál ha sido su clave para mantenerse vigente sobre las tablas a lo largo de 30 años?
Encontré en mi camino a Marcel Marceau cuando tenía 8 años. Él me ha dado la llave del silencio. Desde entonces me ha fascinado la idea de comunicarse con tantas personas, con el silencio y los gestos. Al mismo tiempo ha sido mi guía espiritual Barrault (Jean Louis), otro mimo francés. Después he sido un autodidacta, nunca he tenido un profesor. Mis amigos me decían que cuando actúo, hago visibles los objetos con las manos. Yo, además, de verlos, siento el peso, los colores, los perfumes de los objetos. Este arte es para mí el sentido de mi vida.
¿Le cae bien que lo mencionen como un heredero de Marcel Marceau?
Sí, pero somos un tanto diferentes. Para mí es un honor que la gente diga eso. Aparte, la gente también dice que soy el mejor mimo del mundo. Todo esto es para mí una responsabilidad increíble.
Usted ha dicho que hubo otros mimos mejores que Marceau, de quienes no se ha hablado mucho…Sí. Por ejemplo, he hablado del estadounidense Carry Rick, que para mí fue el más formidable actor que he visto sobre el escenario. También del genial suizo Peter Wissbrod.
¿De qué manera percibe la conexión, la sintonía con el público?
Todo es muy rápido. La gente entra en mi territorio. Basta con una sola mirada. Es una fusión única, porque subimos juntos por las alturas del arte del silencio. Además, debo decir que la gente me enriquece. Esto es algo fabuloso.
¿Le ha pasado el efecto contrario, que no exista esa conexión con la gente?
Nunca.
¿Qué cosa, actitud o personaje nunca representaría en un escenario?
Odio, más que nada, los actos de violencia, que son la cara opuesta de la felicidad. Yo subo al escenario para dar un mensaje de paz.
¿Qué muestra en ‘30 años de silencio’, su más reciente espectáculo?‘30 años de silencio’ es algo así como tantas vidas diferentes. ¿Por qué? Porque además de actor soy pedagogo y capacito a niños ciegos, a autistas, que viven en condiciones terribles. Trabajar con ellos me ha dado una riqueza, un ‘vocabulario’, que me ayuda a presentarme frente a las audiencias. Esa riqueza gestual viene de ese trabajo.
¿Cuál de las imágenes que usted se ‘roba’ de la cotidianidad, para alimentar sus espectáculos, le ha impactado más?
Últimamente, me impactó muchísimo una imagen que miré aquí. Era un joven en una especie de furgón bicicleta, que subía por una calle. Era una imagen de esfuerzo, también de dolor y de buena voluntad. Quizá algún día la voy a mostrar sobre el escenario. En realidad, cuando se está frente a alguien, ya te encuentras delante de una historia completa.
¿Usted, un artista del gesto, conoce bien el valor del silencio?
Sí. Nunca digo el silencio, sino el ‘silencios’. Lo digo en plural porque son tantos los matices, los colores que tiene. El silencio es una cosa muy fuerte porque es un espacio para la meditación, el recuerdo. Me parece que los mejores momentos de nuestras vidas son los que hemos pasado en silencio. Este es una arma fabulosa en la vida.
¿Por qué su gira mundial no incluye a Ecuador?
Porque no me han invitado.