Más de 700 000 personas participaron de los 221 eventos de La noche en blanco, uno de los encuentros artísticos y culturales más importantes de Madrid. Esta quinta edición de la noche más larga de la capital española –las actividades inician a las 20:30 y concluyen a las 07:00 del día siguiente– tuvo como lema ‘Hagan juego’. Con ello se propició la interactividad de los transeúntes y se les invitó a jugar.El centro de Madrid se cerró al tráfico y fue unas de las pocas veces en que los vehículos dieron un respiro a los peatones.
Danza en el aire, conciertos, exposiciones, obras de teatro, literatura y cine completaron la oferta cultural de esta edición, con menos presupuesto que otros años debido a la crisis.
Uno de los primeros puntos de encuentro fue la Plaza Tirso de Molina. Allí, cientos de papelitos amarillos adhesivos pendían de las vallas instaladas para la ocasión. En todos se respondía a una pregunta: ¿a qué juegas en la vida?. ‘Al despiste’, ‘a quemarla’, ‘a esconderme’, contestan las leyendas anónimas.
“Esta es una plataforma de expresión. Las vallas sirven para que la gente responda a una pregunta y la pegue en la ciudad, que constituye un soporte para la expresión del ciudadano”, según Miguel Martín, representante del Colectivo Artesano, organizador de ‘Desenfreno amarillo’.
La infraestructura de la instalación, elaborada por el colectivo, fue fabricada con material reciclado de las obras de la M-30 (vía que circunvala a Madrid) y tenía un objetivo. “Proponemos el reciclaje. Se puede trabajar a muy bajo costo y de forma eficaz. Es importante reutilizar los desechos”, añadió Martín.
También ese fue el espíritu de Inter-Colada (en España lavar la ropa se dice ‘hacer la colada’). ¿Qué hace un gran tendedero de ropa en plena plaza del barrio? Invitar a las personas a escoger una prenda, probársela y llevársela a casa. Es mejor si a cambio se deja otra. La idea era incentivar el trueque y desanimar la compra y el consumo. “Yo no tengo para nada prejuicios en usar ropa de segunda mano”, aseguraba la madrileña María Ortiz mientras miraba un ‘short’ que le podría quedar a su hijo de 2 años. “Me parece genial reciclar todo, incluso la ropa. En Alemania, Inglaterra y EE.UU esto es muy común y hay que ir por ese camino”.
Sin duda, el lugar con más viandantes fue la Gran Vía. Un parque de diversiones bastante inusual, ubicado a lo largo de la calle más ancha de Madrid, tuvo amplia convocatoria.
Elaborado con material reciclado, combinaba distracciones con la infraestructura de una gran obra de construcción. Excavadoras sostenían a columpios y llantas para balancear, y grúas gigantes se acompañaban de toboganes. El dato negativo: una mujer se fracturó el tobillo y la distracción del tobogán se cerró.
Más hacia el norte, en la Plaza Dos de Mayo, fue ‘Una noche de pelotas’. Miles de pelotas de playa en manos de niños, jóvenes y algún mayor, bajo el lema: ‘A jugar todo el mundo, hasta que el cuerpo aguante’.
“Soy licenciada. Con pretexto de la crisis mis jefes se abusan, quieren que trabaje más y gratis cuando todos sabemos que la empresa va bien. Estoy bastante quemada. Así que esto me ayuda a desfogarme, estoy lanzando unos buenos pelotazos”, exclamaba entre risas la zaragozana Esthela García, de 25 años.
La iniciativa más curiosa fue ‘el madrileño del año’. Alberto Santander, un joven anónimo de 22 años, fue elegido así por los internautas y fungió de alcalde de la ciudad durante la noche. Miles de caretas con su rostro pulularon por las calles de Madrid.
Los museos, centros de arte, salas de música y teatros se unieron a la iniciativa de La noche en blanco. Abrieron sus puertas hasta las 00:00 de forma gratuita. Y, como todos los años, las colas fueron interminables, en algunos casos de más de cuatro horas. Sin embargo, hay quien lo prefiere. “A mí me gusta entrar en los museos, he ido al de la Biblioteca Nacional y además he visto una función de danza basada en poemas de Miguel Hernández”, contaba Pilar Ortiz.
La fiesta se extendió hasta las 05:00 del domingo. Cuatro DJ hicieron bailar desde las 23:00 a los transeúntes de la Plaza de Cibeles. Hubo foxtrot, country, cumbia o pasodoble.
Finalmente, los más trasnochadores cargaron energías con una degustación del desayuno preparado por dos reconocidos artistas, que a la vez que convidan la comida de la mañana, actúan.