Ma. Verónica León, una artista entre dos mundos

Una vez culminados sus estudios en artes en la Universidad Central, María Verónica León partió rumbo a Francia para ser artista. Han pasado casi doce años y ella mantiene el espíritu de la joven que piensa que el arte se multiplica en los campos de la plástica, la fotografía, y el diseño digital.

En un departamento de la González Suárez, desde cuyo balcón se aprecia la geografía de Guápulo, la artista abre sus puertas para que conozcamos más de su mundo interior. Entre los apuros de la tarde, Verónica toma asiento, toma su computador portátil y comienza a navegar entre las obras que se encuentran expuestas en www.mariaveronicaworld.com, donde ha creado una galería virtual de todo lo que produce.

Emocionada, muestra sus trabajos, divididos en secciones de dibujo, fotografía, pintura, video... Categorías que son necesarias para entender lo que ella propone: “algo nuevo e innovador”.

Para empezar este recorrido por sus creaciones, León elige la video-poesía, una propuesta en la que videos de lugares europeos se atraviesan por sus creaciones literarias. “Aquí mi interés es el preservar el español para extenderlo en el círculo artístico europeo”.

Entre sus creaciones esta el ‘Espejo de Venecia’, videos de charcos en las calles de Venecia sobre las cuales se refleja la arquitectura de la ciudad, cosa que para León ha tomado el nombre de ‘arquitectura acuarelable’. “Son edificios en movimiento, arquitecturas que nunca se secan”, dice.

Y es que el agua es uno de los elementos que permiten crear a León un mundo lleno de formas tan diversas como son sus propuestas: “para mí, el agua es algo vital en el arte; me permite deslizarme por el lienzo y dar forma a mis ideas y emociones”. Entre esas ideas y emociones, ella admite que vive entre dos mundos: su natal Ecuador, donde el arte surgió, y Francia, el lugar donde crea y produce. “Estoy en una realidad doble entre las cuales he tenido que defenderme. Eso trato de exponerlo al momento de crear”.

En un segundo momento, León muestra su obra pictórica. En ella, el color es el elemento que más se despliega. “No hay vida sin color, y el color es lo que prima en mi vida”, comenta la artista hasta que llega a la serie de dibujos donde esta concepción cambia. Aquí no hay cabida para el color porque “el trazo con el lápiz debe ser discreto e impactante al mismo tiempo; y solo con ese contraste entre b/n se logra la formalidad de en la obra que intento crear”.

Casi terminando de exhibir su obra, una pregunta sale a colación: ¿cómo fue ese cambio entre la chulla vida (Quito) y la ‘vie en rose’ (París)? A ello, León responde: “el cambio es la sociedad en la que fui a prepararme, en el fondo, yo seguí siendo la misma”.

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