Al ver sus versos en el libro ‘Amanecer en nuestras vidas’, que recoge la poesía y los cuentos de 16 mujeres indígenas del país, Lourdes Llasag lloró de emoción. Era la primera vez que los poemas de esta mujer kichwa de Cotopaxi quedaban registrados.
“De todos los animales quisiera ser mariposa / para asentarme en tu pecho y decirte muchas cosas”. Con esta copla adornó sus palabras, el viernes último, durante el Primer coloquio internacional de escritoras indígenas, que se realizó en Ibarra. En ese marco se presentó la antología de escritoras indígenas. Es un texto de 118 páginas en el que mujeres de las nacionalidades Tsa’chi, Shuar y Kichwa se expresaron en sus idiomas maternos y en español. Los poemas y cuentos nacieron de talleres coordinados por la poeta quiteña Jennie Carrasco.Ahí, ante cientos de estudiantes y escritores de Ecuador, Bolivia, Chile y México, Llasag recordó que al interior de los pueblos indígenas siempre ha estado presente la literatura en forma oral.
“Los refranes, las canciones, las poesías, las adivinanzas y los cuentos han compartido espacios en el núcleo familiar y comunitario”, asegura. “Y las mingas, las reuniones, los velatorios, los matrimonios, los levantamientos y las fiestas indígenas han sido el escenario para recrear estos conocimientos, que han pasado de generación en generación”, dice.Llasag se inspira en las cosas cotidianas, como el agua, las flores del campo, la ropa vistosa que usan las matronas andinas… Pero las escritoras indígenas también hablan sobre sus triunfos, las injusticias y sus sueños. “A diferencia de las literaturas occidentales, pensadas desde el yo, los indígenas siempre hacemos énfasis en el nosotros, en el colectivo”, explica Martha Santillán, una de las expositoras del coloquio.
A Mercedes Lema, otra de las poetas ecuatorianas, le llegó la inquietud por la creación literaria en su adolescencia. Según esta abogada kichwa de Otavalo, el libro es el primer paso para fortalecer la literatura indígena, como un derecho antes relegado.Y aunque muchos intelectuales consideran que la literatura de los pueblos originarios debería permanecer en lo oral, comenta Santillán, existe la necesidad de darle forma de escritura, para que perdure en un registro material como el libro. Ese, precisamente, es uno de los temas de debate.
Lourdes Llasag, citando al psicólogo y pedagogo colombiano Miguel de Zubiría Samper, dice que sin las habilidades de leer y escribir es imposible hacer literatura en el mundo actual. Pero sugiere que las creaciones indígenas deben hacerse en las lenguas originarias y no solo en español.Irma Pineda, poeta de México, que fue invitada al coloquio, también resalta la necesidad de escribir en las lenguas maternas. A diferencia del Ecuador, que por primera vez publica un libro de escritoras indígenas, en México se han elaborado textos desde hace décadas, dice Pineda. Pero en su país, sostiene, los esfuerzos han sido independientes e impulsados por organizaciones civiles y de mujeres, como la Asociación Nacional de Escritoras Indígenas.
Por su parte, Juan Ruales, director de Cultura de la Universidad Técnica del Norte, si bien recuerda que los indigenistas iniciaron la exigencia de derechos de los pueblos originarios, considera que el libro abre la puerta para que la mujer indígena hable con voz propia. La publicación fue auspiciada por el Ministerio Coordinador de Patrimonio, el Sistema de las Naciones Unidas y el Fondo para el logro de los objetivos de desarrollo del milenio.