La lectura de un libro reside muchas veces en ese vínculo que se genera con las historias y el relato creado por su autor, en donde la imaginación hace su propio recorrido en base al texto y, a veces, a las ilustraciones que acompañan a la obra. En los últimos tiempos han aparecido libros digitales que se comportan de forma más interactiva (con música, animaciones, etcétera). Sin embargo, un grupo de estudiantes del Media Lab del MIT desarolló un prototipo que busca llevar la experiencia más allá de este tradicional formato.
El prototipo, llamado Sensory Fiction, se compone de diversos sensores y luces LED incorporados en el libro, acompañados de un arnés especial que mide el ritmo cardíaco y los signos vitales. Estos registros interactúan con la lectura de la obra y emiten diversos estímulos mediante sonidos, la intensidad de la luz, una leve presión o la sensación de frío o calor.
De esta forma, al combinar elementos disponibles con otros más nuevos tales como la tecnología vestible y la realidad aumentada, la obra intenta generar en el lector las emociones que experimenta el protagonista de la obra.
Por el momento, Sensory Fiction es solo un prototipo. El primer libro tecnológico de este tipo es ‘The Girl Who Was Plugged In‘ (La chica que fue conectada), de la escritora estadounidense James Tiptree.