Juan Villoro: 'Miguel Donoso ha sido mi maestro y modelo de vida'

Juan Villoro es un escritor mexicano, invitado de honor de la Feria Internacional del Libro de Quito. Foto: EFE

Juan Villoro es un escritor mexicano, invitado de honor de la Feria Internacional del Libro de Quito. Foto: EFE

Juan Villoro es un escritor mexicano, invitado de
honor de la Feria Internacional del Libro de Quito. Foto: EFE

Uno de los homenajes más emotivos de la literatura ecuatoriana tendrá lugar este miércoles 26 cuando el escritor mexicano Juan Villoro hable en la Feria Internacional del Libro de Quito de su maestro, el ecuatoriano Miguel Donoso Pareja.

La relación trabada entre inicios y mediados de los años setenta por ambos –cuando Villoro era un adolescente y Donoso Pareja compartía su rutina de escritor con la de tallerista en México– vivirá un nuevo episodio con la presentación de un libro compilatorio de los cuentos del guayaquileño, editado por el Fondo de Cultura Económica, que será el pretexto para que Villoro hable del hombre que lo introdujo de manera clave y definitiva en el mundo de la escritura.

Hasta el cierre de esta edición no se pudo confirmar que Donoso Pareja asistirá al homenaje, dado su delicado estado de salud; en su lugar, estaba previsto que asistiera su hijo Miguel Donoso Gutiérrez.

Antes de su llegada a Quito (mañana martes), Villoro contestó algunas preguntas, vía correo electrónico, sobre su relación con Donoso Pareja, que son un adelanto de lo que vendrá este miércoles a partir de las 19:00, en el Auditorio del Museo Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

El diario ecuatoriano El Telégrafo recogió en el 2011 una afirmación suya que decía: “Nunca dejaré de ser un alumno de Miguel Donoso”, ¿qué significa exactamente eso? y ¿en qué cree que se acentúa más?

Un verdadero maestro no sólo te brinda conocimientos positivos, sino que te enseña a pensar. En ese sentido, Miguel Donoso no ha dejado de ser mi maestro. Cada texto que he escrito desde los 15 años, edad en la que entré a su taller, han sido una forma de dialogar con él y tener presente su mirada.

¿Qué diría que es lo más importante que aprendió durante los cuatro años que compartió su escritura con Donoso Pareja?

Su taller fue una escuela de rigor, pero también una búsqueda de la voz propia. Miguel tenía la capacidad de estimular muy diversas virtudes en sus alumnos, dependiendo de las facultades de cada uno. De los 15 a los 19 años me recomendó libros, compartió sus experiencias y me tomó absolutamente en serio, como si yo fuera ya un escritor formado. Todo esto aumentó mi aprecio por la literatura. Trabamos una amistad muy fuerte y me invitó a acompañarlo a los talleres que impartía en provincia. Esto me permitió conocer a fondo regiones de mi país de las que jamás me hubiera enterado, a causa de nuestro centralismo cultural. En esos viajes entendí que él no sólo era mi maestro, sino un modelo de vida.

¿Qué ha tomado de sus maestros talleristas para los talleres que usted da ahora? ¿Hay algo de lo que hacía Miguel Donoso Pareja que haya reproducido o en lo que se haya inspirado?

No he dado tantos talleres como mi maestro ni tengo su habilidad de tallerista, pero cuando he pasado por ese proceso he procurado entender a cada autor en sus propios términos, no como el que yo quisiera que fuera sino como el mejor que él puede ser.

Con este libro que publica el Fondo de Cultura Económica, que recoge los cuentos completos de Donoso, ¿siente que se está saldando una deuda de muchos años que la historiografía cultural mexicana tenía con él?

La deuda que tenemos con él es impagable, al menos la mía lo es. Publicar y presentar un libro suyo es lo menos que México puede hacer por alguien que formó a una generación de autores y que incidió de manera decisiva en el periodismo y el mundo editorial de nuestro país. Fui muy amigo de Roberto Bolaño y una de mis pocas diferencias con él era su renuencia a reconocer maestros.

Le gustaba verse como alguien que se había formado a sí mismo en soledad, con valentía de pionero. Yo creo que lo mejor de mi vida han sido mis maestros. Donoso Pareja fue el primero de ellos. Me dio la bienvenida a la literatura, a las dificultades que comporta y a los muchos desafíos que deben asumirse en su nombre. Yo había escrito un solo cuento cuando lo conocí y no sé qué hubiera pasado en caso de recibir una respuesta pedante o condenatoria. Miguel detectó errores, pero me reveló que eso puede corregirse. Su escuela fue tan significativa que me demostró que la autocrítica es la parte más ‘entusiasmante’ del trabajo literario.

¿Qué Donoso Pareja, de qué etapa literaria, es el que más le gusta y por qué?

Tal vez porque la leí cuando estaba en su taller, atesoro en especial el ambiente, la arriesgada construcción y la intensidad de los personajes de la novela ‘Henry Black’.

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