La figura de Juan Carlos Onetti tuvo protagonismo en el Festival Internacional de Literatura en Buenos Aires (FILBA), la semana pasada, donde conocedores de su obra se dieron cita para analizar sus escritos, en un panel que también derribó leyendas y evocó anécdotas vinculadas con el escritor uruguayo.
Con participación del uruguayo Carlos Liscano y los argentinos Roberto Ferro y Carlos Gamerro, la mesa ‘Larga vida a Onetti’ contó con la moderación del escritor Martín Kohan, quien sostuvo que hay cierto imaginario literario argentino respecto del Uruguay, una “disposición a inventar espacios en común y apropiarnos de esos escritores uruguayos que nos gustan demasiado, y a los que decidimos sentir y pensar como propios, como Felisberto Hernández, o actualmente Mario Levrero. (Levrero) Nos gusta tanto que no podemos soportar que no lo sea (argentino)”, bromeó.“Y me parece que el caso de Onetti también por ciertas claves biográficas es justamente una referencia clave para ese modo de articular nuestra literatura con ciertos escritores uruguayos”.
El escritor y crítico literario Ferro, quien consideró que “la vida de Onetti es la de un personaje de sus novelas”, subrayó además que el Premio Cervantes 1980 es “la exhibición desaforada de la falsedad de que Latinoamérica es Macondo”. En ese sentido, Gamerro recordó que en ‘Construcción de la noche’ Onetti dice “cómo se va a comparar mi pobre Santa María con Macondo, un pueblo donde ocurren milagros”.
No hay autor más realista, al menos en el tratamiento del detalle de la vida de sus personajes, es un realismo exacerbado. Uno lo podría considerar incluso una anticipación del realismo sucio estadounidense. Estos ambientes están siempre degradados, usados, camas donde siempre ha dormido gente antes, colchones que nunca son nuevos”.
“Ciertamente en la literatura de Onetti no pasan alfombras voladoras. Si pasaran estarían bastante desgastadas, no podrían volar, pero ni siquiera se plantean. Las muchachas no suben al cielo rodeadas de sábanas, ni siquiera de sábanas raídas”, recalcó el escritor y traductor Gamerro.“Liscano, director de la Biblioteca Nacional de Uruguay, advirtió que en Europa la novela latinoamericana todavía se evalúa por su vinculación con el pueblo mítico creado por el colombiano Gabriel García Márquez. “Y en cambio Santa María, que es una ciudad de ficción igual que Macondo, no es considerada el prototipo de ciudad sudamericana”. El escritor uruguayo rememoró que una de las influencias intelectuales de Onetti (1909-1994) fue Julio Payró. “Él lo admiraba y, cosa rara, lo quería mucho. Porque Onetti no quería a nadie, no se quería ni a sí mismo”.
Y a través de correspondencia entre ambos, publicada recientemente en Uruguay, se rompieron algunos mitos. “Creíamos que Onetti había escrito ‘El pozo’ en un fin de semana. Esa leyenda circuló hasta ahora, que tenemos las cartas que Onetti le mandó a Payró. Para alegría de nosotros escritores, escribió tres veces ‘El pozo’, le dio mucho trabajo, la arrastró años y se la rechazaron en más de una editorial aquí en Argentina”.En Buenos Aires, entre el 40 y el 50, convivieron entre otros Macedonio Fernández, Witold Gombrowicz y Onetti, recordó Ferro. “Macedonio, Gombrowicz, Onetti, exigen un esfuerzo. Son generosos, pero también plantean que el acto de lectura es un acto riesgoso. Hay que bancarse ser lector de Onetti. No hay ninguna razón para leer rápido a Onetti. Hay que tardar leyéndolo, hay que degustarlo”, señaló el autor de ‘Onetti/La fundación imaginada’.
Gamerro también consideró que Onetti es quizás “el escritor más representativo de lo que (Jorge Luis) Borges llamaba las dos patrias, Argentina y el Uruguay”. Otras leyendas en torno a Onetti también rondaron el panel. “El que dio pie para crearlas fue Onetti”, apuntó Liscano. En este contexto, recordó que “se dice que leía a Proust y a Celine en francés y a Faulkner en inglés”, pero jamás quedó en claro cómo aprendió esos idiomas. “Cuando los críticos lo entrevistaban, él decía: poné lo que quieras”, contó Liscano.
“Onetti nunca estuvo comprometido con nada más que con la literatura, el vino y el tabaco”, aseveró respecto de la leyenda de algún compromiso político del escritor nacido en Montevideo y fallecido en Madrid.