Adolfo Idrovo, artesano de 62 años, por más de 30 fue profesor de música en el colegio Luis Cordero. Los instrumentos los utiliza también para efectuar masajes corporales.
Los chaguarqueros son pencos negros desde cuyo centro florecen tallos de más de dos metros. Esta planta es, entre otras, materia prima para elaborar instrumentos andinos y por ende para ayudar a perpetuar el patrimonio sonoro del país.
Los azuayos Oswaldo Morocho y Adolfo Idrovo son dos luthiers azuayos que recorren las montañas para encontrar chaguarqueros, carrizos y otras maderas con las que fabrican más de 70 instrumentos.
Actualmente no hay un registro de cuántas personas se dedican a la fabricación de instrumentos andinos en el Austro. Por ello, desde finales de abril pasado, la oficina regional del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) inició una investigación sobre el patrimonio sonoro.
Según la funcionaria, María Teresa Arteaga, el objetivo es efectuar un inventario de los constructores de instrumentos en Azuay y Cañar. Para ello visitan poblados y cantones.
En el sector El Vado, en el centro de Cuenca, funciona el taller de Morocho. Con un par de plantas de chaguarqueros dará forma a una bocina, que es el instrumento utilizado para convocar a la minga y también en las fiestas y rituales.
Este artesano elabora bocinas desde hace más de 25 años, con un cuerno en piel de oveja, por el que circula el aire, logrando un sonido de intensidad considerable. Morocho también fabrica quenas, zampoñas, charangos, ocarinas, pingullos, quipas…
Según el investigador y musicólogo ambateño Carlos Freire el origen de los instrumentos andinos data de la época precolombina cuando los habitantes empezaron a dar forma a la madera, carrizo y otros materiales. Sin embargo, señala que el primer instrumento fue el propio cuerpo humano, que genera sonidos. Luego, se utilizaron piedras y maderas.
Para Freire, la riqueza de la construcción de estos instrumentos en el Austro es una herencia de diferentes culturas.
En el taller de Morocho hay carrizos y pedazos de madera apilados para hacer sus instrumentos. Él es exigente con la calidad sonora y para lograrlo utiliza material de buenas condiciones y equipos traídos del exterior, que le sirven para definir la afinación.
Por sus conocimientos viajó a Colombia, Argentina, Perú, Brasil, España, México, Italia y otros países para dictar talleres y vender sus creaciones.
El investigador Willian Guncay del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, visitó su taller con la finalidad de conocer desde hace cuánto tiempo elabora los instrumentos y qué técnica emplea. Esta información se encuentra en la página web de la entidad, en el sistema Ábaco (está en fichas).
Otro de los talleres visitados por el INPC pertenece a Adolfo Idrovo, que está ubicado en la calle Mariano Cueva, en el centro de la capital azuaya. Él es uno de los primeros artesanos que se dedica a esta actividad.
Idrovo fabrica pallas, sonajeros, pingullos, palos de lluvia, saxo andino, bocinas, zampoñas, shacap, maracas, guazá, clave, güiro, chirimía, silbatos, entre otros. Su autoeducación, su formación profesional como licenciado en musicología y sus estudios en el conservatorio le permiten fabricar estos instrumentos, que son demandados por turistas y grupos locales.
Ha tenido pedidos de Japón, Colombia, Bolivia, Perú, Estados Unidos, Inglaterra, entre otros. Idrovo también fue invitado para ser parte de la película estadounidense ‘Vibraciones’, en la que actúan Cindy Lauper y Peter Falk. Se encargó de hacer la banda sonora del filme.
Él emplea cueros de animal para lograr otro sonido y conoce con exactitud cuántos orificios se necesitan en cada instrumento. Para Idrovo es una bendición mantener la identidad y riqueza cultural de los pueblos. Lo único que lamenta es lo que él considera falta de apoyo de las autoridades.
En noviembre próximo, los representantes del INPC tienen previsto concluir la investigación y realizar la producción de un DVD, que muestre la importancia del patrimonio sonoro de Cañar y Azuay.
Oswaldo Morocho: Este cuencano, de 47 años, es profesor de música de la Universidad Politécnica Salesiana. Ha realizado instrumentos para grupos como Allyu llakta, Hakana, etc.