El inacabado discurso del performance local

Formas de amar 2 Formas de amar Pieza de Yamine El Rhorba  Fotos: gabriela santander, Katia Gosselin y Juan montelpare /  la karakola

Formas de amar 2 Formas de amar Pieza de Yamine El Rhorba Fotos: gabriela santander, Katia Gosselin y Juan montelpare / la karakola

Lo limitante que puede resultar el escenario teatral frente a las acciones posibles de los cuerpos ha llevado a los artistas 'performáticos' a buscar espacios para sus prácticas. El entablado queda rezagado en un lugar de la memoria para dar paso a la calle, a la plaza, al parque... A lugares donde el acceso al arte es inmediato y donde el público es al mismo tiempo espectador y actor en una obra.

A pocos días del Primer Encuentro Internacional de Performance Lugar Común, a realizarse del 25 al 30 de enero, cuatro artistas de la escena local dan pistas sobre el desarrollo de esta práctica en el país. Así como es la (re)elaboración de este tipo de obras, los planteamientos en torno al performance son inacabados. No existen grandes conclusiones sino capítulos abiertos que a diario se escriben en cada puesta en escena.

Juan Montelpare es una de las voces en torno al performance ecuatoriano. Para él -miembro de La Karakola, colectivo encargado de organizar el Encuentro-, lo importante es generar diálogos a través de acciones artísticas en espacios públicos. Bajo la influencia que la Karakola ejerce sobre su trabajo, él esclarece que en el país el performance ha generado grandes aportes, como lo es crear un vínculo para acercar a la gente al hecho artístico. Se trata, asimismo, de romper el encierro del arte en espacios tradicionales y llevarlos a la calle, al lugar donde nada está predeterminado.

Los jóvenes han sido una pieza clave en la construcción de una práctica que escapa del claustro escénico del teatro o la galería de arte. Al menos así lo vislumbra Ana Fernández, artista visual y 'performática'. Analizando sus proyectos realizados en el papel de Miranda Texidor (su álter ego), y tras la revisión de propuestas similares como la de Malva Malabar (León Sierra), comenta que en Ecuador existen dos elementos en común entre los 'performers': el heterónimo y la búsqueda de símbolos que aluden a la identidad. La razón es que, de este modo, la creación logra replantearse al no tener un personaje construido en su totalidad y que constantemente busca objetos que lo definen.

¿Pero por qué optar por una acción artística tan abierta? El coreógrafo Esteban Donoso tiene una hipótesis al respecto: en la búsqueda de formas más libres de actuar e interactuar, los artistas locales han visto en el performance a un aliado. Como práctica, esta no se asienta sobre lo estructurado. Los diálogos y los movimientos se van repensando en presentación. Y el cuerpo, como lo diría la teórica Maja Horn, se convierte en escenario y arma al mismo tiempo. Esto conlleva a que el espectador se involucre inmediatamente con lo que presencia. Algo que, a criterio de Donoso, buscaban algunos círculos de creadores en su afán de sensibilizar al público local frente a las artes.

Desde mediados de los noventa, Rodrigo Viera ha llevado a cabo una intensa labor en el ámbito del performance. A casi 20 años de su incursión en esto, él sostiene que los artistas nacionales cada vez más se adhieren a esta corriente con la finalidad de explorar en formas no convencionales de manifestarse. Su carácter multidisciplinario torna más atractivo al performance. La acción se elabora desde varios frentes teóricos, lo que enriquece a aquello que recibe el espectador. Sin embargo, para Viera los verdaderos 'performers' ecuatorianos se cuentan con los dedos de la mano.

Para este año, el Encuentro Internacional de Performance Lugar Común expondrá el trabajo de realizadores de Ecuador, Brasil, Chile, Colombia, Corea, Estados Unidos y Canadá. Siete países que durante seis días buscarán elaborar un discurso triangular entre el Yo, el Otro, y el Contexto. Los espacios de acción y presentación están aún por definirse. Y tal vez este sea uno de los mejores ejemplos de lo que sucede en la escena 'performática' ecuatoriana. No existen puntos de encuentro sino espacios creados según las necesidades artísticas. Una vieja casa o una estación de buses abarrotada resultan funcionales cuando se quieren transmitir conceptos.

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