La fotografía de la ‘niña del napalm’ cumplió 40 años convertida en ícono de los estragos de la guerra, un aniversario en el que sus protagonistas evocaron la capacidad de una imagen para cambiar el curso de la Historia.
Kim Phuc tenía nueve años cuando un avión del ejército survietnamita bombardeó su pueblo, cerca de Ho Chi Minh, en un ataque coordinado con el mando estadounidense que trataba de controlar la carretera entre Camboya y Vietnam.
Los informes de EE.UU. indicaban que no había civiles en la localidad, según explicaron los militares al frente de la operación, quienes dieron luz verde al lanzamiento de misiles cargados de napalm, un combustible capaz de calcinar cualquier forma de vida.
“Hasta entonces yo era una niña feliz”, aseguró Phuc, quien atemorizada se había refugiado en el templo de Cao Dai. El fuego de esas bombas, que alcanza 1 200 grados, carbonizó sus ropas y le causó quemaduras en el 65% de su cuerpo, cuya piel se derretía.
Phuc salió corriendo por la carretera desnuda, presa del dolor, con el rostro en llanto. Un momento que inmortalizó el fotógrafo vietnamita Nick Ut, quien cubría la Guerra de Vietnam para la agencia Associated Press.
Esa instantánea tomada el 8 de junio de 1972 dio la vuelta al mundo y mostró los horrores del conflicto a la sociedad internacional hasta el punto de que fue decisiva para acelerar el final de los enfrentamientos.
Aquella imagen fue una de las muchas que tomó Ut en aquel conflicto, aunque esa marcó su carrera y le valió el premio Pulitzer. “Para mí parece que fue ayer, es muy triste, miro de nuevo a las fotografías y se ve lo terrible que fue la guerra, todas las guerras, no solo Vietnam”, comentó el reportero gráfico que sigue en activo.
Ut se encargó de narrar qué pasó a continuación: “Fui a ayudarla al instante (a Phuc) porque su piel se le estaba desprendiendo del brazo y la espalda. No quería que muriera. Dejé mi cámara y empecé a echarle agua encima, luego la metí en mi coche y nos fuimos al hospital, sabía que podría morir en cualquier momento”.
Kim Phuc llegó en estado crítico al centro médico y el personal la envió directamente al tanatorio, donde pasó tres días. “Es un milagro que sobreviviera”, confesó la mujer y añadió: “Estoy muy contenta. Pienso que la fotografía es un regalo muy poderoso para mí y creo que el mundo es mejor gracias a ella, porque ha hecho que la gente sea más consciente cuando piensa en guerras”, manifestó. Desde hace 15 años, Phuc es embajadora de Buena Voluntad de la Unesco.