Su estructura de estilo colonial luce indemne a sus casi 500 años. Las vasijas y ángeles tallados en su fachada armonizan con la torrecilla y el campanario que continúan intactos sobre las columnas y el doble arco de la entrada.
Varias capas de pintura y laca, que recibió durante décadas, no han mermado la majestuosidad de su edificación de piedra calcárea blanca. Según la historia fue construida por orden del español Sebastián de Benalcázar. Se inauguró el 15 de agosto de 1534.
Así es la iglesia de la Virgen María Natividad de Balbanera. Se levanta en las faldas del Chimborazo, junto a la laguna de Colta, a 20 minutos de Riobamba.Cuentan que cuando el conquistador llegó desde Alausí a la Kulta Kocha, los indígenas puruháes le esperaban con una emboscada. Sin casi armamento, Benalcázar invocó, por la salvación de su ejército, a la Santísima Balbanera de España. Hizo entonces una fogata con el poco armamento del que disponía. El ardid resultó: las explosiones asustaron a los indígenas. Debido a esta victoria ordenó construir el templo católico en esa zona. Hasta ahora se la considera la primera edificación cristiana en el Ecuador y una de las más antiguas de Sudamérica.
En ese escenario, Arnaldo Torres apagaba las luces internas de la capilla. Desde el 2009 se encarga de su cuidado. El peso de esa responsabilidad lo requiere las 24 horas. Vigila la iglesia de día y de noche. La cierra y la abre.
Su excesiva precaución está justificada. En varias ocasiones se han robado los cuadros y objetos valiosos del templo.
Ahora no tiene nada en su interior. En los 350 m² de construcción solo hay una silla y varios martillos. Esto se debe a que el Municipio de Colta y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), Regional 3, la remozan.
Desde hace siete semanas, un restaurador, 11 conscriptos de la Brigada Blindada Galápagos de Riobamba y varios devotos retiran la pintura de esmalte de las paredes de piedra de 1,20 m de alto.
Asimismo, quitan la laca de varios colores que ha recibido la piedra de la fachada durante años y las siete capas de pintura sobre la gruesa y alta puerta de madera que se encuentra en la entrada.
El templo es rectangular de poco más de 10 metros de ancho. La Balbanera todavía conserva su construcción original: el altar, el atrio y la pila bautismal.
Sobre el atrio de piedra adornado con flores , descansa la Virgen de cabellos dorados y largos. Viste un traje vino y azul. Para Torres, la Virgen y su templo son todo en la zona. Allí sienten paz y regocijo por los milagros que dicen ha cumplido la Madre de Dios.
Mónica Montoya, del Departamento de Planificación y Restauración de Colta, cree que la iglesia ha estado descuidada. Explica que su restauración va acompañada de una recuperación del sector. Frente al templo hay una decena de casas de adobe. La mitad todavía está habitada.
La idea del Cabildo y del INPC es fomentar una zona turística que complemente a la laguna de Colta, que está a pocos metros. La restauración del interior del templo concluirá a mediados de octubre próximo a un costo de USD 20 000. Mientras que el trabajo del exterior continuará y no hay una fecha establecida para el final de la obra. El monto estimado de inversión es de USD 480 000.
“Se establecerán restaurantes, tiendas de artesanías, entre otros atractivos para los visitantes”, señala la especialista. Además, se instalarán semáforos, para detener la marcha de los autos y buses interprovinciales.
Graciela Manzano es oriunda del caserío La Balbanera. Vive frente al santuario en una de las pocas casas habitadas. La vivienda de adobe todavía conserva las puertas y ventanas de madera de cuando era nueva. Su negocio es una tienda. Vende colas, cigarrillos, pan, caramelos. Recuerda que cuando era niña cientos de personas bajaban desde las montañas a escuchar misa.
Sus padres les vendían panela, azúcar, queroseno y otros productos. Además, como el tren pasaba cerca, ellos también compraban en la estación plátano y pescado fresco que llegaba de la Costa para los campesinos. “Cuando no había dinero se practicaba el trueque. Nos pagaban con huevos y otros productos”. Sin embargo, Manzano señala que todo cambio. “Poco a poco la gente se fue y todo quedó en el abandono”.
Ahora, esta mujer de 69 años aguarda el retorno de aquellos años de prosperidad. Su esperanza se asienta en la recuperación de la iglesia de Balbanera.
Ella dice haber presenciado un milagro de la Santísima. Su hermana María del Carmen, dada ya por muerta en un hospital de Quito, recobró la vida luego de los ruegos a la Virgen. Por eso impulsa la restauración y colabora en ella junto con Arnaldo Torres.