La serie de actos que presenta, desde ayer, en el Teatro Nacional Sucre, la Hunan Acrobatics Troupe (HAT), muestra la larga tradición del teatro acrobático en China. Una disciplina escénica que, solamente al desarrollarse en un espacio circular, llega a enmarcarse bajo el término circo.
Esta compañía -cuenta su director, Liu Junke- surgió en 1959, en Hunan, provincia del sur de China, y con su trayectoria se ha consolidado como uno de los más importantes elencos del país asiático. Ha presentado sus programas en 50 países y ha recibido reconocimientos como el Silver Clown , en Montecarlo. En 2008, fue parte del acto inaugural de las Olimpiadas de Pekín.
Antes que desarrollarse en un círculo, la propuesta china busca comunicar el mundo tangible y aquel de criaturas quiméricas, mediante la representación acrobática. Además, cultiva la belleza del gesto: todo lo pomposo debe desaparecer a favor de la simplicidad del cuerpo. Esta expresión parece datar de 2 000 años a.C. y tuvo un fuerte desarrollo bajo la dinastía Tang, en el siglo VI, de nuestra era.
Por su parte, el circo moderno, una creación occidental, fue ecuestre en sus inicios. Poco a poco fue asimilando las prácticas del teatro acrobático chino. Ese mestizaje de expresiones lo caracteriza hasta hoy. No sorprende que en el canadiense Cirque Du Soleil, la más conocida y la más mediática de las compañías de circo, la mayoría de su elenco provenga de China.
A través de la acrobacia, se explora un campo ilimitado de variaciones y metamorfosis del cuerpo humano. Los primeros acróbatas lo utilizaban para encarnar a dioses y demonios, al dragón y al fénix. Así, la acrobacia china se beneficia de una amplia fuente de leyendas para explicar su nacimiento.
La presentación en Quito consta de 12 actos. Cada uno es una historia diferente y maneja un concepto propio que muestra, a través de las posturas corporales, del movimiento y de las técnicas acrobáticas, relación con episodios o elementos de la milenaria cultura china.
Los actos narran el choque de fuerzas contrarias, enfrentamientos míticos entre emperadores y seres zoomorfos de numerosos brazos. O de enamoradas bailarinas más ligeras que el aire, que danzaban en la palma de la mano de su amante.
Las posturas de los artistas revelan las actividades de los primeras comunidades, desde la caza y los actos de guerra, hasta la forma de contactar el cielo con la tierra (como sucede con los malabares con platos).
Si bien esa relación con expresiones ancestrales es la esencia de su espectáculo, Hunan propone innovación en el uso de recursos escénicos. La iluminación y el vestuario juegan en la composición de la imagen.
Y el diálogo también se entabla con otras manifestaciones propias de ese país. Para Junke, este arte empata con la estética de la ópera Wu, o la de otras regiones, así como con las danzas típicas y las artes marciales. “Este arte agrupa a todas y por eso es más difícil conseguir la perfección técnica en los movimientos”, señala el director.
164 artistas forman el total de Hunan, pero a Quito han llegado 27. El proceso de formación de cada uno de ellos es largo e intensivo. Liu Junke, señala que los interesados se inician a los cinco años, con bases de danza, artes marciales y acrobacia. Uno de los principales centros de formación es la Escuela Internacional de Arte de Pekín.
Las funciones de Hunan en el Teatro Nacional Sucre
El martes se dio una función para estudiantes y niños con capacidades especiales. La primera presentación al público se realizó ayer por la noche.
Las presentaciones se repiten hoy y mañana, a las 20:30, y el sábado, a las 11:00. Las entradas tienen un costo de USD 10, pero están agotadas.
Los actos se proyectarán en pantalla gigante en la Plaza del Teatro, el viernes a las 20:30.
Hunan Acrobatics Troupe es, junto al Gran Circo Nacional Chino y al Circo Chino de Pekín (Circo de Pekín), una de las tres compañías más relevantes en el mundo de la acrobacia. Diábolos, monociclos y demás objetos son parte de sus actos.