El compositor estadounidense Philip Glass celebró sus 75 años con dos conciertos este fin de semana en Londres, donde su música experimental y minimalista es especialmente apreciada.
Denostado por la crítica al principio de su carrera, Glass ha compuesto más de una veintena de óperas, así como reconocidas bandas sonoras, música de cámara, sinfonías o conciertos para piano y violín, hasta convertirse en uno de los compositores más influyentes del siglo XX.
Una nueva versión de la banda sonora que ideó en 1982 para la película experimental ‘Koyaanisqatsi’, dirigida por Godfrey Reggio, fue la protagonista del primer concierto, el viernes pasado en el centro Barbican de Londres, Inglaterra, con las entradas agotadas.
El grupo que fundó en los años setenta, Philip Glass, Ensemble, fue el que interpretó sus partituras ayer en la mítica Union Chapel, donde se repasarán algunas de las piezas de la obra ‘Glassworks’ (1983) y la banda sonora de ‘The Truman Show’ (1999), por la que el compositor ganó un Globo de Oro.
Nacido en 1937 en el seno de una familia de inmigrantes judíos de Baltimore (EE.UU.), Glass rompió moldes en el Manhattan de finales de los años sesenta con un estilo etiquetado dentro de la categoría minimalista, de la que él ha huido toda su vida. Tras cursar estudios de música en Nueva York y París, su desencanto le llevó en 1966 a hacer las maletas y a embarcarse en un viaje que le llevó al Tíbet. Allí, Glass esculpió su música “repetitiva” -como él la califica-, que horrorizó tanto a los críticos.