Alexander von Humboldt fue un gran explorador alemán nacido en el siglo XVIII. En 1799 emprendió un viaje que lo retuvo cinco años por América Latina (entonces colonia española). Fue uno de los viajes más provechosos y apasionantes que haya hecho un hombre de su siglo. Hay que imaginar esta escena para revivir ese tiempo: Humboldt, de 35 años, tenía una lancha llena de instrumentos científicos y casi toda la piel castigada de picaduras de mosquitos. Avanzaba, acompañado de algunos indígenas, por uno de los ríos de la Amazonia de la entonces Real Audiencia de Quito.
A veces el río se encrespaba y quebraba el equilibrio precario de la pequeña embarcación.
El científico y sus ayudantes tenían que nadar no solo para salvar la vida sino para rescatar los documentos y los equipos de medición científica. Esta imagen fue una de las que más apasionaron al artista alemán Özi, su nombre es Sebastián Yenal, nacido en Bonn (1977), mientras creaba su versión del viaje de Humboldt por Sudamérica.
Su trabajo, compuesto de 20 ilustraciones de gran formato (1,50 m x 1m), se expone en la Asociación Humboldt, de Quito, hasta fines de este mes.
La muestra nació a partir de una iniciativa de la Embajada de Alemania en Ecuador que encargó, a mediados del año pasado, el trabajo de ilustrar la gesta del sabio viajero. Para Özi fue como “entrar en una máquina del tiempo; mientras vas volviendo visible algo que antes solo era un texto histórico te das cuenta de la magia de la ilustración”.
Incluso para el ilustrador fue un descubrimiento. Antes de este trabajo solo conocía lo que le habían dicho en la escuela primaria, conocimientos que a veces se evaporan pronto. Sin embargo, apenas empezó la investigación sobre el personaje se dio cuenta de su condición excepcional.
Así vino la complicación de qué episodios contar sobre esa vida tan intensa y profunda. “Uno de los tantos viajes que hizo por el continente ya era como toda una vida. Así que escogí los momentos de la existencia de Humboldt, que serían más interesantes para el público quiteño”.
Está, por ejemplo, el encuentro que el alemán tuvo con un joven Simón Bolívar, en París, o los accidentados desplazamientos por la lejana y misteriosa selva amazónica. La idea de contar la historia mediante la ilustración no es nueva en Ecuador. El grupo Zonacuario, a través de su revista infantil Elé, ha experimentado con esa expresión desde hace cerca de cinco años.
Las secciones Historicómic, Historia inolvidable o Vidas geniales, exploran la Historia desde el punto de vista de la ilustración, pero, sobre todo, del cómic.
Personajes como Eugenio Espejo, Matilde Hidalgo de Prócel, Tránsito Amaguaña, Manuela Cañizares, Jefferson Pérez, Jorgenrique Adoum, entre muchos otros, han pasado por las manos de los creativos de la revista.
Alejandro Bustos, gerente general de Zonacuario, explica los dos criterios que usan para definir los enfoques y los contenidos de estas secciones.
“Siempre trabajamos con la Nueva Historia del Ecuador, coordinada por Enrique Ayala Mora. Buscamos, además, personajes que no han sido enfocados por la malla curricular de la educación formal. De ese modo ofrecemos contenidos complementarios a través de un lenguaje visual que ha demostrado ser muy efectivo y potente”.
Esta sección es una de las más leídas -sigue Bustos- y esto lo confirma en un cotidiano sistema de comprobación de lectoría.
Casi todas las llamadas que recibe de sus jóvenes lectores son para hacerle sugerencias sobre el Historicómic. “Los niños llaman siempre –a veces hasta los domingos en la tarde- para que incluyamos otros personajes”.
El lenguaje visual tiene la virtud de acercarse al mundo de la ficción y del mundo lúdico de los niños. Gerardo Silva, de 10 años y estudiante de la escuela Niño Jesús de Praga, cree que las historias de la revista son mucho más divertidas que las que le cuentan en los libros de texto.