La Unión Europea (UE) sufre una crisis histórica y sus defensores públicos son una especie cada vez más extraña. Pero el grupo acaba de sumar un miembro de lujo con el filósofo alemán Jürgen Habermas, que en un nuevo libro lanza una encendida defensa del bloque.
‘Sobre la Constitución de Europa. Un ensayo’, publicado en la editorial alemana Suhrkamp, recoge la visión europeísta y cosmopolita que el filósofo y sociólogo de 82 años viene exponiendo desde hace tiempo en artículos y entrevistas. El premio Príncipe de Asturias a las Ciencias Sociales ve a la Europa unida como algo más que un garante de paz: “La UE se explica como un paso decisivo hacia la constitución política de una sociedad mundial”, explica.
Habermas reconoce que el objetivo es ambicioso. Pero también que los desafíos globales que afronta la humanidad no dejan otra alternativa. Así lo demuestran la crisis económica o el debate sobre el cambio climático y el medio ambiente: la política va siempre por detrás de los retos que afronta, entre otras cosas por la falta de instituciones transnacionales capaces de actuar. Las escasas excepciones, como la ONU o el G20, padecen un déficit democrático, apunta Habermas: no está claro hasta qué punto sus decisiones reflejan la voluntad de los pueblos.
Y es aquí donde cobra relevancia Europa: su unión permite poner a prueba a pequeña escala los mecanismos que algún día, augura el filósofo, tendrán que funcionar en el mundo entero. En este punto Habermas no ahorra críticas para los políticos en general y la postura del gobierno de Angela Merkel en particular. “La política parece contener la respiración y agachar la cabeza en el umbral que pasa de la unión económica a la unión política de Europa. ¿Por qué esta rigidez?”. Sobre Alemania, acusa al gobierno de haberse convertido en “catalizador de la falta de solidaridad europea, porque durante demasiado tiempo cerró los ojos ante la única solución constructiva”.
Habermas llama a los políticos a superar su pánico a los sondeos y los estados de ánimo de la población y a confiar en el poder de convicción de los buenos argumentos. Y él mismo ofrece el principal: si los países europeos quieren mantener su influencia, están obligados a unirse. El autor de ‘Verdad y justificación’ y ‘Textos y contextos’ cree que el surgimiento de movimientos como Occupy o Attac demuestran que sus ideas no son un simple juego especulativo, sino una necesidad real. “La langa sombra del Nacionalismo sigue proyectándose sobre el presente”, lamenta Habermas. Pero hay que superar ese mal, alimentar Europa y aspirar a un gobierno mundial, concluye: no es tiempo de esconder la cabeza.