‘Frankenstein’ le apuesta a la deformación del teatro

Obra teatral.  José Burgos (d) interpreta al    Dr.  Frederick Frankenstein,  en la versión del director Jaime Tamariz.

Obra teatral. José Burgos (d) interpreta al Dr. Frederick Frankenstein, en la versión del director Jaime Tamariz.

La puesta en escena se basa en los principios del expresionismo alemán: los objetos se deforman, los tamaños, tonos y perspectivas se exageran.

En la versión de ‘Frankenstein’ del director guayaquileño Jaime Tamariz se ve un violín tan alargado como una guitarra flaca, cerebros excesivamente anchos y punzantes. El enorme castillo de tres pisos del Doctor Frankenstein fue construido con ladrillos de cartón. Se huye del realismo para darle a todo un intencional aire de artificialidad.

Hay candelabros hechos con espumaflex. Todo a escala de grises pues esta obra es en blanco y negro, como en el cine antiguo.

Los personajes fueron iluminados con luz contrapicada o también llamada baja, para darles un aspecto al mismo tiempo fantasmal y amenazador.

El argumento de fondo: el Dr. Frederick Frankenstein (José Burgos), un respetado médico, se instala en un castillo en Transilvania que le pertenecía a su bisabuelo. En ese sitio, con la ayuda de tres asistentes: Igor (Alejandro Fajardo), Inga (Ana Morgade) y Frau Blucher (Marina Salvarezza), se anima a experimentar con electricidad para devolverles la vida a seres humanos inertes.

La obra teatral de Tamariz se basa en la novela gótica de 1818 de la escritora inglesa Mary Wollstonecraft Shelley. En algún momento, este libro también fue llamado ‘Prometeo Moderno’. ¿La razón? Al igual que el Prometeo de la mitología griega, el Dr. Frankenstein también es castigado fuertemente por atreverse a desafiar el conocimiento .

Pero el Dr. Frankenstein no es castigado por los dioses (como sucedió con Prometeo) sino por la propia criatura que fabricó.

Hay una crítica implícita de lo dañino y peligroso que puede resultar el desarrollo de la ciencia.

El Dr. Frankenstein logra devolverle la vida a un ser humano muerto, pero su criatura le sale deforme: dientes amarillos, retazos de piel verdosa, tamaño enorme, tuercas en ambos lados del cuello e incapacidad para hablar (tan solo puede emitir sonidos guturales). Todo esto causa espanto en quienes lo ven.

La presencia de esta criatura horrorífica -que en la obra es interpretada por Alberto Pablo Rivera- genera caos en el pequeño pueblo de Transilvania.

‘Frankenstein’ fue puesta en escena el último fin de semana y continuará con sus presentaciones este viernes 16, sábado 17 (20:30) y domingo 18 de noviembre (19:30), en el Teatro Sánchez Aguilar de Samborondón, cantón cercano a Guayaquil.

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