La Feria de Guadalajara sorteó la crisis
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), que cerró sus puertas al público el domingo, no se ha resentido de las dificultades económicas de la industria del libro en España, una de las más importantes, según su presidente, Raúl Padilla.
Padilla dijo que “sorprendente e inexplicablemente” no hubieran disminuido ni las ventas de libros ni el flujo de público ni “las ventas al mayoreo” , a pesar de que las empresas editoriales españolas hicieron ajustes. Las dificultades para las editoriales son reales pero fueron compensadas este año con más planes de ventas hacia América Latina.
El menor gasto de los industriales del libro españoles se notó en la organización de algunos eventos paralelos a la FIL, cocteles o fiestas -masivos otras veces, menores en esta ocasión- pero los mismos “para nada” incidieron en la actividad editorial, cultural y literaria de esta feria, ha agregado el presidente de la FIL.
Por su parte, la directora general de la FIL, Nubia Macías, ha manifestado que “muchos de los españoles que no tenían dinero para pagar un expositor lo que hicieron fue no perder el camino del mercado y del trabajo que habían hecho años atrás” .
La XXVI edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) recibió hasta el cierre de sus puertas más de 701 mil visitantes, un 6.3 % más que hace un año, e incrementó en un 15.1 % las ventas de libros con hasta USD 38 millones.
Además hubo 550 presentaciones de libros por sus autores o casas editoriales, 60 foros literarios y 20 académicos, así como 128 actividades artísticas.
Entre los actos que tuvieron lugar en la Feria, se presentó la novela del escritor quiteño Javier Vásconez, ‘La otra muerte del doctor’. En el acto intervino el nicaragüense Sergio Ramírez, quien entrevistó al ecuatoriano.
Ante la pregunta de cómo se sentía Vásconez de novelista productivo y dueño de un mundo propio en un país que, más bien, se ha caracterizado en la poesía y el cuento, el quiteño respondió que “el hecho de no haberme nutrido de una tradición novelística asentada en Ecuador, esa falta de ataduras, me ha ayudado a lograr una libertad que de otro modo no hubiera conseguido. La tradición tiene sus ventajas, pero también es un impedimento para llegar donde yo he querido ir”.