La chakana tiene una antigüedad de 4000 años y corresponde a la Cruz del Sur o cruz cuadrada, que rige la crianza de la chacra en los pueblos andinos. La chakana marca el pensamiento de la cultura andina, que se expresa en el principio de reciprocidad del aprendizaje, que dice: ‘todos aprendemos y todos enseñamos en la vida y para la vida’.
La cruz cuadrada comprende: ‘Aty’ = organización; ‘Yachay’ = educación; ‘Ruray’ = producción; y ‘Munay’ = espiritualidad, energía.
Su nombre proviene del aimara “Jach’a Qhana” que significa “gran luz resplandeciente”; por eso en muchas regiones de los Andes se pronuncia achakana, en lugar de chakana.
Los quechuas sostienen que chakana significa “escalera” u “objeto a modo de puente”, que constituye un símbolo aborigen de los pueblos indígenas de los Andes centrales en los territorios de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Características de la ciencia andina
Toda cultura tiene su propia filosofía porque cuenta con un conjunto de paradigmas, los cuales, a su vez, tienen una lógica para identificar y aplicar sus conocimientos. La cultura andina, por milenios, creó un ethos basado en cuatro fundamentos: seminal, reciprocidad, holográfico y comunitario.
La ciencia andina –según una tendencia- pertenece al indigenado; mientras que otra afirma que incluye al mundo mestizo. Pero algo destacable en todas las miradas es su férrea posición anti euro centrista y anti occidental, para lo cual han reconstruido una cosmología andina conocida como Pachasofía, basada en las siguientes características: la urgencia del diálogo intercultural; los saberes no racionalistas y sus principios básicos: la relacionalidad, la correspondencia, la complementariedad y la reciprocidad; la chakana celebrativa; el yachay o saberes ancestrales; la salud y la enfermedad; y, la defensa de la vida (Pachamama).
Visión cósmica del mundo andino
En el centro de la visión cósmica del mundo andino se hallan los saberes, las percepciones y las energías que potencian las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza. Es andina porque comprende una de las regiones más extensas del planeta Tierra, desde el Caribe, en el norte hasta el estrello de Magallanes, en el sur.
Una guía permanente de la vida en esta región es la Cruz del Sur o chakana, constelación que es rectora del hemisferio austral, igual que sucede con la estrella polar, en el hemisferio boreal. De acuerdo con esta perspectiva, los ciclos agrícolas del hemisferio sur, se celebran el 21 de junio, mientras en el hemisferio norte el 21 de diciembre.
Prácticas milenarias
La Pachamama es la esencia del universo andino, que alimenta, nutre y da cobijo al ser humano andino, en su faz visible, y en su faz invisible es la matriz tutelar que protege, guía y dirige.
En la Pachamama interactúan lo femenino y lo masculino, que convergen las energías de la Luna y el Sol. Bajo este concepto, las prácticas milenarias del mundo andino tienden a lograr un razonable equilibrio en la naturaleza, de manera especial entre los seres vivos, las diferentes energías, las fuerzas, las fisiologías y las diferentes identidades.
Ecuador multicultural
La ciencia andina no es estudiada en el sistema educativo del Ecuador. La norma constitucional vigente alude al carácter de la nación ecuatoriana, caracterizada por la interculturalidad y el reconocimiento de las culturas ancestrales. Y poco se ha avanzado en la dirección de una verdadera educación intercultural -con la enseñanza-aprendizaje del quichua, por ejemplo, para todos los ciudadanos-, y de otras prácticas asociadas a nuestra identidad y diversidad: la medicina y la justicia indígena.
Las manifestaciones de la cultura indígena se han diversificado. El calendario está lleno de celebraciones híbridas, que combinan lo religioso con lo pagano y folclórico, pero falta mucho para el diseño de un proyecto nacional que privilegie el mestizaje y su cultura, y entre ellas lo más importante: los saberes ancestrales.