La Feria del Libro de Pekín, que se ha convertido en una de las mayores del circuito internacional, abre sus puertas con editoriales de Argentina, España y México, señal de que la literatura en español busca su lugar en uno de los mercados más prometedores del mundo.
En su decimonovena edición, y con Corea del Sur como país invitado, la feria simboliza el gran reto del mundo editorial chino, que tras décadas bajo la tutela estatal ahora quiere asumir un papel más comercial, como en Occidente. México y Argentina se acercan por primera vez a la feria más importante de un país donde las editoriales cada vez asumen más las normas internacionales de los derechos de autor (tras décadas de ediciones piratas de obras occidentales) y donde la censura aún afecta en cierto modo a la calidad de la producción.
España, en cambio, ya es viejo conocido en un evento del que fue país de honor hace tres años. México aprovechó el evento para lanzar la primera edición chino-mexicana, para lo que se ha elegido una antología de poesía -desde sor Juana Inés de la Cruz hasta la actualidad- traducida por el catedrático Zhao Zhenjiang.
Argentina se estrena en la feria pequinesa con un estand conjunto de varias editoriales del país, como Comunicarte, Adrián Hidalgo, Colihue, Continente o Ediciones de la Flor. España está representada por el Instituto Cervantes. Está previsto que en 5 o 10 años surjan gigantes editoriales chinas que jueguen un papel en la escena editorial internacional, equivalentes a una Planeta española o una Hachette francesa.