El arte contemporáneo en ocasiones visita lo que ya se ha hecho en el pasado, pero para resignificarlo.
Eso fue lo que se vio en algunos de los trabajos ganadores en la categoría ‘Escultura’ del último Festival de Artes al Aire Libre (FAAL) de Guayaquil.
Estas obras hicieron uso de los lugares comunes de la escultura pero para alterarlos. El primer lugar, por ejemplo, tuvo como referencia una obra cumbre de la escultura: Las Puertas del Infierno, el monumento escultórico del artista francés Auguste Rodin.
Pero Cinthia Vargas, la artista que estuvo detrás de esta obra ganadora denominada Boceto, escultura del monumento a la expansión, aportó con más de un valor agregado. Vargas no repitió el uso del bronce de la obra original de Rodin (entre otras razones, por lo caro que resulta). Prefirió emplear un material no tradicional en la escultura y, al mismo tiempo, económico: el carbón.
Según René Ponce, catedrático del Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), dado que el carbón es un material eternamente asociado con el fuego, su uso en esta escultura calza perfecto en la temática que se maneja: en anhelo de representar las puertas del infierno.
“El trabajo de Cinthia es producto de la época. ¿Para qué volver atrás? Se puede hacerlo, pero para manipularlo”, dice Ponce.
Además se colocó un potente reflector de luz frente a la escultura, de manera que es posible ver la silueta de las puertas del infierno proyectada en la pared.
La autora de esta escultura ganadora asegura que empleó el carbón porque quería expandir el uso de este material que los escultores únicamente lo emplean para dibujar en papel los bocetos de sus futuras esculturas.
“La idea es expandirme. Dejar a un lado el tradicionalismo”, explica Vargas, de 22 años.
Una de las obras que obtuvo una mención, denominada Morón, también resignificó el tradicionalismo de la escultura.
Xavier Cuesta, el artista responsable, en cambio empleó un material clásico en la escultura: el mármol, muy utilizado en las esculturas griegas. Pero le dio otro uso: lo empleó para fabricar tiernos y modernos legos de niños. Estos juguetes, en el imaginario humano, se sabe son de plástico. Nuevamente, se resignificó una concepción convencional.
La obra que obtuvo el segundo lugar en la categoría Escultura del FAAL no lleva ningún título. Fue fabricada por el artista Diego Cuesta. Se trata de una pieza que empleó 2 448 tizas de cinco colores diferentes, las regó en el piso e hizo un universo con ellas.
Según Tony Balseca, parte del jurado, el mayor valor de la obra es lo efímero que puede llegar a ser por el material que emplea.
“El uso de la tiza es innovador para nuestro medio, no importa si a escala mundial no lo sea”, asegura Balseca, de 36 años.
Sin embargo, recalca que en términos generales, para él el eje principal de una obra no es que el material sea innovador. “Yo estoy dispuesto a recibir obras que empleen tanto materiales tradicionales -el bronce, el mármol- como otras que, por el contrario, son contemporáneos. Lo importante es que el trabajo tenga algo que decir”, añade.
Diego Cuesta, el autor de la obra, en cambio cree que el material es la espiritualidad de la obra. “Un artista puede realizar una escultura con vómito si es que esto tiene una significación”, considera Balseca.
Su obra hace uso de tizas para hacer referencia al material utilizado por los profesores del colegio en su época. Simbólicamente, él las dispersa a lo largo del suelo y llega a crear incluso una serie de microcosmos.
La obra que obtuvo el tercer premio se denomina Huacas y pertenece al artista guayaquileño Rafael Padilla. Él utilizó latas de cerveza, leche y gaseosas para fabricar ocho máscaras de dioses andinos. En sus rostros se observan lágrimas de petróleo extraído del Puyo (Pastaza).
Para Balseca, esta escultura revaloriza la mitología andina. El gesto de la lágrima en su rostro es muy simbólico: un augurio de que algo va a pasar, la tierra sufriendo por la contaminación provocada por los humanos.
“Me parece muy justo que una obra haga denuncias de lo que está pasando. Los artistas son filtros de la realidad”, añade Balseca.
Padilla explica que el hecho de emplear materiales como las latas, que las personas desperdician, también es intencional. “No se necesita dinero para hacer arte. Los artistas ahora estamos pensando en eco, en verde”, dice el guayaquileño Padilla.
Para Balseca, el uso de materiales que están al alcance de los artistas, y que fue una constante en todas las obras ganadoras, le da “un toque poético y bello”.
La obra de Padilla también incluye un mapamundi colocado en el piso. Manchó con petróleo zonas devastadas por derrames petroleros como el Golfo de México, Alaska y otras afectadas por las disputas por este fósil en Iraq y Siria. En la obra, el petróleo de a poco se expande por el mapa y lo contamina todo. Nada muy lejano a la realidad.
Esculturas del FAAL
El jurado en la categoría Escultura del Festival de Artes al Aire Libre (FAAL) 2012 estuvo conformado por Tony Balseca, Juan Pablo Toral y Jorge Velasco.
En total se presentaron 42 trabajos de escultura. El primer lugar fue para Cinthia Vargas García con su obra Boceto, escultura del monumento a la expansión (una referencia a Rodin); el segundo premio fue para Diego Cuesta con su trabajo sin título; y el tercero para Rafael Padilla y su obra Huacas.