Como una de las “colecciones más fuertes de ficción corta” ha denominado la editorial Cambridge University Press a su libro ‘Toque de diana’, que centra su atención en la literatura de Francis Scott Fitzgerald, publicada en la revista Saturday Evening Post a finales de la década de 1920 e inicios de la de 1930.
¿En qué radica esta fortaleza? Además de en su capacidad narrativa, está en el lenguaje que él utiliza para sus historias. A diferencia de lo que el mundo ha conocido hasta ahora, el ‘Toque de diana’ de Cambridge permite al lector conocer la verdadera voz del escritor; la de un personaje sin miedo a hablar de antisemitismo, drogas, desnudos y demás temas que para la época resultaban imposibles de ser impresos en una revista políticamente correcta.
La aparición de este texto ha sido posible gracias a un minucioso estudio comparativo entre los textos mecanografiados que Fitzgerald enviaba a los editores de la revista y las anotaciones que él hacía sobre las adicciones y manías de sus personajes en las páginas que remitía a su agente literario, Harold Ober.
En una entrevista realizada por el diario español El País a James West, responsable de esta edición, el investigador afirma que los comentarios originales (blasfemias, insultos) de los personajes no correspondían al sentir del autor sino, más bien, al interés de que sus palabras se aproximaran a la realidad. Esto habría escandalizado a los editores, quienes cambiaron o eliminaron ciertas frases.
“Esas eran entonces las reglas del mercado: Fitzgerald, en calidad de autor profesional, las aceptaba. La revista apuntaba a los lectores de las clases medias y por ello intentaba evitar cualquier ofensa potencial hacia ellos o hacia los anunciantes”, dice West en el estudio introductorio de ‘Toque de diana’, cuya investigación tardó aproximadamente 20 años.