Tras 28 años de estar embodegados, finalmente el mural ‘perdido’ del artista Manuel Rendón Seminario podrá ser apreciado por los visitantes del Malecón 2000 desde mañana, cuando se hará la entrega oficial. Jorge y Carlos Swett (padre e hijo) fueron quienes hicieron el hallazgo y quienes se encargaron de su restauración.
La historia se remonta a 1994. Jorge y Carlos Swett fueron llamados para revisar una parte del mural que Rendón Seminario elaboró para el edificio del Banco Central de Guayaquil. Esta obra había sido instalada en 1982 sobre las tres fachadas que comprenden ese edificio.
“Nos llamaron porque nos dijeron que había piezas en el lado de la calle Pedro Carbo que se estaban desprendiendo, y nos dijeron que había piezas de repuesto”, relata Carlos Swett. Quince días demoró el proceso de instalar el mural sobre la pared en que irá colocada.
Esas piezas estaban guardadas en una bodega del Banco Central. El mural originalmente fue enviado para su elaboración a México, en mosaico bizantino.
Pero una vez que se revisaron las piezas que se habían catalogado como repuesto, los restauradores se dieron cuenta que se trataba de un mural. Se negaron a usar ese material. “No sabíamos la forma, las medidas, pero era un mural. Así hicimos un informe sobre esta novedad”, relata Swett.
Desde 1994 hasta el 2010 se hicieron gestiones para poder restaurar el mural, que resultaron infructuosas. Hasta ese momento los restauradores desconocían qué modelo tenía, o si era parte del mural original que se hizo para el Banco Central. Entre esos años las cajas pasaron de bodega en bodega.
Primero a las bodegas del Museo Antropológico del Banco Central, y luego a las del MAAC. Tras 28 años embodegadas, la ministra María Fernanda Espinoza, del Ministerio Coordinador de Patrimonio, se interesó por la idea de restaurar el mural y finalmente se pudo empezar el proceso.
En un mural se emplea una técnica en que primero se colocan las piezas pequeñas en un papel, del porte de la pared en que se lo va a colocar, y luego se coloca en planchas que se van numerando, hasta que se las coloca con cemento y se retira el papel.
En el 2010, entre agosto, septiembre y octubre, se trasladaron las cajas que estaban en el MAAC al Centro Cívico, donde se prestó un local en que se pueda trabajar la pieza, para determinar las planchas, las medidas, etc.
“De cada plancha que estaba armada, se iban desprendiendo hasta el 50% de las piezas, a causa del tiempo que había transcurrido. Se clasificó por colores, se armó el rompecabezas, y se pudo ver que respondía a la misma forma del que estaba colocado en el Banco Central”, añade Swett.
Finalmente, luego de una investigación, se descubrió que el edificio del Banco Central estuvo pensado originalmente para que llegue hasta la calle P. Icaza (cuatro fachadas), pero que luego esto no se logró, aunque el mural ya se había confeccionado.
Uno de los primeros retos fue conseguir una pared que tenga las mismas dimensiones de la obra. Se repararon ciertos sectores, se numeraron las planchas. Incluso se descubrieron tres murales más pequeños, del mismo Manuel Rendón Seminario, de diferentes diseños. Cada uno de 4 metros de largo, por 70 cms de altura.
Estos también fueron restaurados en el 2010. Cuatro meses duró el proceso de restauración. Las piezas pequeñas de vidrio bizantino estaban en buenas condiciones, no tenían daños.
Durante el 2011 se buscó el sitio adecuado donde colocarlo. Finalmente se encontró el espacio en el MAAC, en el área de un corredor que une dos bloques de esa institución. Allí se elaboró una pared, sobre la cual irá instalado.