Conocí al doctor Emilio Uzcátegui García, designado con justicia como “maestro de maestros”, a fines del siglo pasado. Pequeño de estatura, pero grande en su humildad, que dio carácter a su grandeza, Uzcátegui fue un notable pedagogo, educador, dramaturgo, filósofo, escritor, jurista, político e historiador. Nació el 11 de mayo de 1899, en Quito, y falleció en esta ciudad, a los 87 años, el 12 de julio de 1986.
Sus contribuciones fueron significativas por su sabiduría y don de gentes, en foros nacionales e internacionales. En sus publicaciones puso un sello de autenticidad y amor a su profesión -la de maestro-, que se formó en la Escuela Sucre y luego en el Normal Juan Montalvo, donde aprendió a ejercer el pensamiento libre, y más tarde profundizó sus estudios en la Universidad de Chile y en la Universidad Central del Ecuador, donde se graduó de abogado.
Su liderazgo le llevó a apoyar la organización de la Unión Nacional de Educadores (UNE), y a nivel internacional representó a la UNESCO en diferentes misiones: Paraguay, El Salvador y Bolivia.
Símbolo de la profesión
El Ecuador tiene una deuda con Emilio Uzcátegui García. Conocido más en el exterior que en su propio país, su magnífica obra –40 libros y sus proyectos innovadores– no ha sido debidamente difundida, por lo que es menester destacar su herencia intelectual.
Un monumento olvidado yace en la avenida del Maestro, en Quito, quien en su tiempo fue identificado como “símbolo de la profesión”, junto a importantes maestros del país: Juan Montalvo, Juan León Mera, Juan Benigno Vela, Federico González Suárez, Víctor Manuel Peñaherrera, Luis Felipe Borja y otros.
Por su erudición en 1980 ganó el premio “Maracay” conferido por la OEA, a propósito de su libro “Historia de la Educación Hispanoamericana, Bosquejo de una filosofía de la educación, antología pedagógica ecuatoriana, grandes educadores de América Latina”. También fue Cónsul de Bolivia.
Aportes a la sociedad
Uzcátegui fue líder polifacético, que marcó el rumbo de la educación del Ecuador en su época. En 1924 escribió el ensayo “Libertad de Pensamiento y Libertad de Acción”, y en abril de 1926 estrenó la opereta en prosa “La condenación de Faustina”, que presagió nuevos emprendimientos.
En 1926 ingresó a la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central del Ecuador y se tituló de abogado y doctor, en 1931, con su tesis “Situación del niño en la legislación ecuatoriana”. Organizó el I Congreso Nacional de Educadores y fundó la Asociación General de Maestros del Ecuador. Por sus aportes, el doctor Uzcátegui fue elegido senador funcional por la educación primaria y normal.
La revista de Educación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana que dirigió Uzcátegui todavía es fuente de consulta.
Músico y pedagogo
Emilio Uzcátegui sostenía que “la música es la única introducción corpórea al mundo superior del saber”.
Entre 1914 y el 1916 recibió clases de piano, en Chile, y allí leyó las obras literarias de famosos autores, asistía a los teatros y escuchaba conciertos, operas y operetas. Su afición por la música le llevó a dirigir la orquesta del Teatro Sucre, al estrenar la opereta mencionada “La condenación de Faustina”, aclamada por el público.
Más tarde adaptó la opereta “Una noche de primavera” y preparó una opereta bufa en tres cuadros: “A Grande Recepcao A Os Estudiantes Brasileiros” que dirigió y estrenó en el Teatro Universitario, el 2 de enero de 1919, con lleno completo.
Uzcátegui, un rebelde con causa
A la llegada de la misión pedagógica alemana que presidía el Dr. Augusto Rubbel, según dicen sus biógrafos, el profesor Walter Himmelmann ofreció enviar a Emilio Uzcátegui a Alemania y empezó a enseñarle ese idioma, pero prefirió ir al Normal “José Abelardo Núñez” de Santiago de Chile, a donde viajó con Reinaldo Murgueytio y dos alumnos del Mejía.
Ascendido a Director de Estudios del Pichincha, en 1929 dirigió el periódico “Rebeldías”. Sus obras pedagógicas son estimables: “Introducción a una Pedagogía Científica”, “La llamada crisis de la escuela activa”, “Fundamentos de la escuela activa”, “Didáctica Objetiva de la Lengua española y Extranjeras”,” Nuevas orientaciones para la enseñanza de las matemáticas en el nivel medio”, “Bases para una didáctica para los establecimientos del nivel medio” y “Didáctica en la Filosofía de la Educación Media”.
Otras obras importantes son: “La Alfabetización, problema de máxima prioridad”, “Problema de la enseñanza de Ciencias Sociales”, “Historia de la educación en Hispanoamérica”, “Medio siglo a través de mis gafas” -autobiografía-,“Tópicos históricos internacionales y literarios”, ‘”Ensayos heurísticos, psicológicos y pedagógicos”, “Historia de la Facultad de Filosofía de la Central”, ”Las ciencias naturales en la formación del hombre”, “Hacia una nueva Universidad”, “La Educación ecuatoriana en el siglo del liberalismo”, “Bosquejos de una Filosofía de la Educación”, “Consideraciones sobre un nuevo derecho en materia sexual”, “Antología pedagógica ecuatoriana”, “Hechos y nombres de nuestra cultura”, “Grandes educadores de América Latina”, y en 1986, ”Política educativa”.
Emilio Uzcátegui García no necesita homenajes. La lectura de sus propuestas y la actualización de sus proyectos son emergentes para construir la nueva educación.