Los salesianos constituyen una familia. Así se identifican y proclaman el Evangelio en todo el mundo, a través de un carisma singular: la alegría de los niños y jóvenes, protegidos por Don Bosco, su fundador. La familia salesiana es uno de los grupos católicos más numerosos del mundo. Existen obras de Don Bosco en 134 países.
La palabra “salesianos” proviene de San Francisco de Sales, obispo de Annecy, a quien Don Bosco admiró por sus métodos de trabajo, caracterizados por el humanismo, la bondad, la amabilidad y la misericordia. Se recuerda que, en 1854, Don Bosco usó por primera ocasión este vocablo para designar a un grupo de jóvenes adherentes.
El “sueño de los nueve años”
Juan Bosco -Giovanni Melchiorre Bosco- nació el 15 de agosto de 1815, en I Becchi, Turín, Italia, y murió el 31 de enero de 1888. Sus padres fueron Francisco Bosco y Margarita Occhiena. A la muerte de Francisco por pulmonía, Margarita se hizo cargo del hogar, una mujer de férreo carácter, sólida devoción y fidelidad a la familia.
Esta situación marcó a Juan. Sus historiadores hablan de “el sueño de los nueve años”, que le dio la imagen de su derrotero: “no con puños, sino con amabilidad vencerás”, fue la base del futuro sistema preventivo de Juan Bosco y su inspiración en la espiritualidad salesiana.
Juan expresó su liderazgo -característica de su apostolado- al reunir niños y jóvenes abandonados en los ratos libres y entretenerlos con malabarismos y anécdotas con mensajes formativos. Estas actividades configuraron el Oratorio Festivo. Y así inició la idea del sacerdocio, como una experiencia de educación libre y espontánea, en Valdocco.
Educación juvenil y defensa de la fe
“Juan Bosco fue un sacerdote, educador y escritor italiano del siglo XIX, catalogado como “el siglo de Don Bosco”. Su vida y su obra están profusamente documentadas desde sus inicios. Fundó la Congregación Salesiana, la Asociación de María Auxiliadora (ADMA), la Asociación de Salesianos Cooperadores, el Boletín Salesiano, el Oratorio Salesiano y el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora”.
“Promovió la Asociación de Exalumnos Salesianos, el desarrollo de un sistema pedagógico moderno conocido como sistema preventivo para la formación de los niños y jóvenes, y la construcción de obras educativas al servicio de la juventud más necesitada, especialmente en Europa e Iberoamérica”.
“Fue uno de los sacerdotes más cercanos al pontificado de Pío IX y al mismo tiempo propugnó mantener la unidad de la Iglesia durante los duros años de la consolidación del Estado italiano y los enfrentamientos entre el Estado y el Papa que ocasionó la pérdida de los llamados Estados Pontificios, y el nacimiento de la Italia Unificada”.
“Don Bosco fue autor de numerosas obras dirigidas a la educación juvenil y a la defensa de la fe católica, que lo destaca como uno de los principales promotores de las imprentas y publicaciones”.
La pedagogía salesiana
La salesianidad se inspira en la bondad, la dulzura y la mansedumbre, y junto al amor, expresa la espiritualidad salesiana, que es la espiritualidad de Don Bosco, con un principio básico que alimentó programa de vida sustentado en el “Da Mihi animas, caetera tolle”, que significa: “Dáme almas y llévate lo demás”.
Ser salesiano en la actualidad implica comprometerse con la educación y la formación integral de los jóvenes, especialmente de aquellos que se encuentran en situaciones de riesgo o vulnerabilidad. Los salesianos continúan el legado de Juan Bosco, ofreciendo su tiempo, talento y recursos para ayudar a construir un mundo mejor para las nuevas generaciones.
La espiritualidad salesiana se basa en tres pilares fundamentales: la razón, la religión y el amor. Estos principios guían el trabajo de los salesianos, y les inspiran a buscar la excelencia en todo lo que hacen, con un espíritu de alegría y esperanza.
Además de su labor educativa y evangelizadora, los salesianos también se comprometen con la promoción de la justicia social, la defensa de los derechos de los niños y jóvenes, y la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Esta dimensión social de la espiritualidad salesiana es un aspecto clave de su identidad como congregación religiosa.
La pedagogía salesiana se caracteriza por su enfoque preventivo, basado en la confianza, el diálogo y el acompañamiento personalizado. Los salesianos creen en el poder transformador de la educación y trabajan para crear ambientes seguros y acogedores donde los jóvenes puedan desarrollar todo su potencial.
Proyecto misionero visionario
Las constituciones de la Congregación Salesiana fueron aprobadas por la Iglesia el 3 de abril de 1874. A partir de entonces se manifestó en su total dimensión el proyecto misionero de Juan Bosco.
“En los últimos 14 años de su vida destinó a miembros de su congregación a la Argentina (1875), 6 Francia (1875), 7 Uruguay (1876), 8 Colombia (1876), 9 España (1881), 10 Brasil (1883), 11 Chile (1887), 12 Inglaterra (1887),13 a Ecuador (1888)”.
Dispuso la realización de once sucesivas “expediciones misioneras” entre 1875 y 1887, a diferentes países de América del Sur. Su prestigio como sacerdote y como educador de los jóvenes necesitados o en riesgo le valió el respeto de las autoridades civiles y religiosas de su tiempo y de su país, así como una notable fama en el extranjero. Sus obras fueron requeridas directamente por jefes de Estado o autoridades eclesiásticas de Argentina, Ecuador, El Salvador, Tierra Santa, Panamá, Colombia y Venezuela, entre otros países”.
Juan Bosco fue un visionario de su tiempo al punto de predecir acontecimientos que se darían a lo largo del siglo XX en lo referente a los salesianos, a la Iglesia católica y al mundo en general.
El 1 de abril de 1934, solo 46 años después de su muerte en 1888, Juan Bosco fue canonizado por el papa Pío XI. Juan Pablo II le confirió el título de “Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes”. Ciudades, provincias, parques, calles, teatros, museos, universidades y colegios llevan su nombre.
Los salesianos en el Ecuador
Según la ANS–Roma, “los primeros misioneros salesianos enviados por Don Bosco, llegaron al Ecuador el 12 de enero de 1888 e iniciaron su labor en Quito el 28 de enero del mismo año”.
“Asumieron la dirección del Protectorado Católico de Artes y Oficios, una institución dedicada a la formación de artesanos y técnicos. Además, establecieron el Oratorio Festivo para niños pobres y comenzaron a expandir su obra hacia otras ciudades, y llegaron a Riobamba en 1890 y a Cuenca en 1893. Este esfuerzo pionero marcó el inicio de la labor educativa y pastoral salesiana que, hasta la actualidad, sigue activa en las tres regiones del país: Costa, Sierra y Amazonía”.
“Más tarde se fundaron obras en otras ciudades del país: Don Bosco La Tola, Quito (1896); Guayaquil (1902); Indanza (1914); Méndez (1915); Macas (1924); Manabí (1927); Sucúa (1931); y, Limón (1936)”.
“Un momento crucial en la historia salesiana fue la creación del Vicariato Apostólico de Méndez y Gualaquiza, que el Papa León XIII confió a la Congregación Salesiana en 1893. Este Vicariato se creó con el objetivo de evangelizar al pueblo Shuar”.
“Al inicio, la Inspectoría Salesiana del Ecuador operó como una Visitaduría, durante seis años. En 1893, fue erigida canónicamente como Inspectoría. En 1912, la Inspectoría del Ecuador fue anexada temporalmente a la Inspectoría Peruano-Boliviana. Sin embargo, en 1916 recuperó su autonomía y volvió a contar con personería jurídica propia”.
La historia registra, asimismo, la participación de los primeros salesianos en la fundación de los Círculos de Obreros Católicos, en respuesta a la encíclica Renum Rovarum de León XIII (1891). “El Obrero Salesiano” fue el órgano del Instituto Don Bosco, en la Tola, creado “para ayudar a los niños pobres de los talleres salesianos” (1920).
En Ecuador, en 2025, están presentes 10 grupos de la familia salesiana: Salesianos de Don Bosco (SDB), Hijas de María Auxiliadora (FMA), Hijas del Sagrado Corazón (HHSSCC), Voluntarias de Don Bosco (VDB), Salesianos Cooperadores (SSCC), Asociación de María Auxiliadora (ADMA), Asociación de Damas Salesianas (ADS), Hijas del Divino Salvador (HDS), Ex alumnos/as SDB, Ex alumnos/as FMA.
“La inspectoría salesiana es misionera al servicio de los pueblos: Shuar, Achuar, Kichwa y afroecuatorianos. Administra tres editoriales que producen libros escolares, pastorales y producción académica. Abya-Yala es un proyecto editorial en el ámbito de la cultura. La Inspectoría cuenta con 97 sacerdotes, 10 coadjutores, 2 profesos perpetuos, 10 temporales y 1 novicio”.
“Los salesianos trabajan en 23 comunidades con presencia religiosa y 8 obras de gestión laical. Dirigen 22 Centros Escolares Salesianos, 13 parroquias de las cuales 3 santuarios y 13 parroquias en contextos misioneros indígenas, 31 Oratorios-Centros Juveniles, 9 obras productivas: 3 editoriales, 2 imprentas, 3 casas de retiro, 1 Residencia estudiantil universitaria, 1 universidad con 3 sedes y 11 obras sociales. Atiende alrededor de 162.281 beneficiarios y cuentan con alrededor de 28.475 estudiantes CES y 25.000 estudiantes universitarios. Son 4.098 los laicos que colaboran en las obras de Don Bosco”.
“En estos 137 años de misión las obras educativas y apostólicas se han multiplicado en el Ecuador. Cuenta con los ambientes educativo-pastorales: Oratorios-Centros Juveniles, Centros Escolares, Educación Superior, Parroquias, santuarios, obras y servicios sociales”.
Así, el paradigma salesiano se ha configurado en el Ecuador y el mundo, gracias una pedagogía que, desde el siglo XIX, ha revolucionado la educación.