La vida musical de estos dos italianos empezó desde muy temprano. Nordio (violinista) recuerda que para su familia era difícil aceptar que él estudie música porque en ella no había músicos. “A mis padres no les gustaba mucho que yo haya empezado a tocar. Pero ellos me dieron la oportunidad de practicar en las mejores escuelas y con los mejores profesores de Europa”, cuenta este músico nacido en Venecia.
A los 11 años, Nordio empezó sus estudios musicales en varios conservatorios de Europa. Su dominio del instrumento lo llevó a ganar, a los 17 años, el Premio de Eurovisión (1988), convirtiéndolo en el primer italiano en obtener este galardón. Desde entonces, su trabajo lo ha llevado a interpretar en escenarios como el Barbican Centre de Londres, Salle Pleyel de París, el Suntory Hall de Tokio, el Teatro Colón de Buenos Aires, entre otros.
Asimismo, la trayectoria de Bacchetti (pianista) lo ha destacado como uno de los más sobresalientes intérpretes de la época. Hizo su debut en el Hall Verdi de Milán a la edad de 11, con la reconocida orquesta italiana Solisti Veneti, dirigida por C. Scimone. Ha sido solista en festivales como el de Salzburgo, Lucerna, Santander.
Pero el hecho de ser compatriotas les ha dado una visión muy distinta de cómo hacer música y cuál es la situación del músico. Nordio comenta que a la actividad académica del músico se la debe acompañar con una gira constante por varios lugares para así poder interactuar con otros músicos y dar a conocer sus habilidades. Al respecto, el pianista Bacchetti disiente en tanto él cree que “es mucho más importante, leer, tocar, estudiar la música todos los días en un mismo lugar”.
Según ellos, esta dinámica en discrepar sobre ciertos aspectos musicales es lo que los ha llevado ha ser un dúo talentoso. “Nuestro éxito radica en que nosotros no somos amigos; somos buenos profesionales que tocamos juntos”, enfatiza el violinista.