Todo ocurrió en el Muy Ilustrado Inmundicipio, en el norte de Guayaquil, el fin de semana pasado. En esta casa rústica de tres pisos, al pie del Estero Salado, se desarrolló la cuarta edición del Dirty Dirty Vintage Edition, que esta vez tuvo como temática lo ‘vintage’.
El artista guayaquileño Hernán Zúñiga intervino, en presencia de los asistentes, en una de las paredes de la casa. Su obra se denominó‘Involución’. Dibujó, con la técnica grafiti y haciendo uso de esprays, la silueta de un hombre que nace erguido y progresivamente se va arqueando hasta llegar a ser un mono encorvado. Dentro de los gráficos se colocaron plantillas, empleando la técnica de serigrafía, con dibujos tanto precolombinos como del paisaje actual costeño.
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El performance de Zúñiga concluyó cuando lo introdujeron a él en una inmensa caja que sirve para guardar tablas de surf. La cerraron. Luego lo cargaron entre varios y lo dejaron en el piso de abajo. La caja representa a un ataúd pues para el artista la involución concluye con la muerte.
El artista Pedro González, también participante, proyectó en una pared un video editado con momentos de episodios de dibujos animados de antaño: Los Pitufos, Los galácticos, El festival de los robots, Dragon Ball Cero, Meteoro, Mazinger Z, Capitán América fueron algunos de ellos. Estas imágenes fueron distorsionadas en un mezclador de video se movían al ritmo del deep house que se escuchaba un poco más allá, a cargo del DJ José Elías Wated.
Toda la casa tenía grafitis en las paredes, también colgaban discos de vinilo y una cinta amarilla con la palabra ‘Peligro’. El público, que asistió con su mejor traje ‘vintage’, poco a poco hizo suyo el lugar, la música y los colores.