Los Estados requieren para su supervivencia dos premisas importantes: el ejercicio de los derechos humanos propiamente dichos y la democracia, dos variables que han incidido de manera notable en la gobernabilidad.
Democracia y desarrollo humano
La democracia es un requisito básico para el logro del desarrollo humano. Esta premisa ha sido asumida por el Ecuador como política de Estado, independientemente de los sucesivos gobiernos en los últimos años.
La democracia –entendida por “el gobierno del pueblo”- no es un valor en sí mismo, sino un medio indispensable para el desarrollo humano, entendido como el sistema que permite la satisfacción de las necesidades básicas (salud, educación, nutrición y empleo seguro), para el logro de la calidad de vida, con criterios de sustentabilidad y sostenibilidad.
No de otra forma, la democracia garantiza los derechos humanos: los derechos civiles, los derechos sociales y los derechos políticos de todos los ciudadanos. Los derechos civiles implican los derechos a la vida, a la integridad física, a la libertad en todos los campos, a la justicia, a la privacidad, a la igualdad ante la ley y a la no discriminación. Los derechos sociales comprenden los derechos al bienestar, a la seguridad económica, a la seguridad social, a vivir con dignidad, con salud, educación y trabajo. Y los derechos políticos: los derechos a votar, a elegir libremente, a la transparencia electoral, a que se respeten sus derechos ciudadanos, a ejercer la auditoria social y a ejercer cargos públicos en igualdad de condiciones.
Teorías y modelos
Así entendida, la democracia es mucho más que un conjunto de condiciones para elegir y ser elegidos –democracia electoral-. También es un sistema de organización social con el objetivo de asegurar y expandir los derechos de las personas.
La ortodoxia consideró que la democracia es el conjunto de procedimientos para elegir gobernantes. Esta teoría elitista de la política es cuestionada por la teoría participativa que, sin salirse del enfoque institucional, intenta recuperar la acción política para los ciudadanos, pero dentro del ámbito del Estado y sus instituciones.
Un modelo distinto de concebir la política y hacer política se orientó a desestatizar la política, en el sentido de que los asuntos públicos, en esencia, conciernen no solo exclusiva y excluyentemente al Estado, como plantea la teoría tradicional, sino a la sociedad civil. El Ecuador intentó aplicar ese “modelo distinto” mediante la creación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.
Partidos políticos
La democracia en su aspecto formal tiene instituciones, que permiten el ejercicio del poder, y a través de diversas funciones (ejecutiva, legislativa, judicial, electoral y participación) se aplican programas de gobierno. Uno de los espacios institucionales de relevancia es el partido político, que es el escenario de discusión, análisis y propuesta para resolver los problemas de la realidad, y donde la democracia se integra a la ciudadanía.
Este tema merecería un estudio especial, con el objetivo de fortalecer la democracia mediante partidos políticos sólidos en contenidos doctrinales y no movimientos estrictamente electorales, que han dado paso a populismos antidemocráticos.
Declaración
Los derechos humanos fueron formalmente adoptados al terminar la II Guerra Mundial, mediante su inclusión en la Carta de las Naciones Unidas, Art. 68, que fue la base de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 1948, que consta de 30 artículos y busca evitar los actos de barbarie que se produjeron en las dos guerras mundiales.
La idea central parte del concepto que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Ha sido una historia llena de hitos y sobresaltos, porque pese al fortalecimiento del derecho internacional sobre esta materia, y la ratificación de esta declaración por la mayoría de Estados, todavía subsisten en varios países situaciones de esclavitud, que afrontan refugiados y emigrantes.
A lo anterior se suman estructuras de pobreza y desigualdad en cerca del 40% de la población mundial. La persecución y discriminación, por motivos de etnia, religión y por otras causas, priva a millones de personas a la educación, el matrimonio y la igualdad de oportunidades.
Grandes desafíos
Las desigualdades y las exclusiones marcaron el ritmo de la gobernanza en el Ecuador en las últimas décadas, debido a factores internos y externos: catástrofes naturales como terremotos, la corrupción, los levantamientos, la situación de la administración de justicia, el narcotráfico, la caída de los precios del petróleo, la abultada deuda externa, la pandemia mundial del coronavirus y los apagones de última data, impactaron no solo a la economía sino al ejercicio pleno de los derechos humanos.
Los desafíos para el Estado ecuatoriano, los gobiernos de turno, las instituciones republicanas y los ciudadanos son enormes. Hay que pasar del garantismo en el papel, a la práctica de esas garantías. Enseñar y aprender la democracia mediante instituciones sólidas, con control social. En otras palabras: ¡A los derechos en los hechos!