‘Como no hay ninguna regla que impida leones en la biblioteca, el león llega silencioso y puntual a la hora del cuento. Hasta que un día empieza a rugir, rompiendo una de las principales reglas de las bibliotecarias: SILENCIO”.
Y antes de que Ricardo Paredes, su padre, continuara con el relato, su hijo Emilio, de 6 años, lo interrumpe: “Papá, ¿y qué le pasó al león?”; ambos, padre e hijo, hallaron un cómodo asiento en el estand de Garimbú, distribuidora de cuentos infantiles.
Ricardo Paredes quería asistir al último día de la Quinta Maratón del Cuento, una ciudad que lee, que se realizó ayer, desde las 10:00, en el Palacio de Cristal, en el Itchimbía. A su hijo le llamó la atención la portada de este cuento escrito por Michelle Knudsen, porque rara vez hay un león a pocos metros de la puerta de ingreso de una biblioteca. Ricardo y su hijo, estudiante del Colegio Los Álamos, leían absortos esta narración y parecían ajenos a lo que ocurría a su alrededor.
Cerca de este lugar, la escritora Elsa María Crespo narraba frente niños y adultos el cuento El terrible problema del murciélago.
Su voz se escuchaba en todo el Palacio de Cristal al que acudieron ayer cientos de familias.
En el público la escuchaban atentas Miriam Rocha y su madre Carmita Barreno. Las dos mujeres acudieron desde las 10:30 a esta maratón. Miriam es profesora de la Escuela Lewis Madison Terman, en Quito, y quería aprender cómo narrar cuentos de una manera más entretenida.
“A veces los niños se aburren con las lecturas. Me gusta como narran estas escritoras, porque le ponen emoción”, dijo Rocha.
Elsa María Crespo comenta que durante la narración, muchos niños se emocionaron cuando levantó el cuento para mostrarles las ilustraciones.
Para atraer la atención de los niños hacia el lugar donde diferentes escritores relataban sus cuentos, Darwin Alarcón se disfrazó del pirata de los siete mares y alzaba la voz cuando los niños se acercaban: “Vengan, vengan a escuchar los cuentos, hay para todos”.
Mientras los escritores narraban sus historias, un grupo de jóvenes del Colegio Ángel Polibio Chaves, dramatizó ‘Cuentos ecuatorianos de aparecidos’, de Mario Conde. María Celeste Saavedra, de 13 años, personificó a la mujer muerta a la que le extraen las tripas de su sepultura y Emilia Reyes representó a María Angula. En su cuello colgó unas salchichas de plástico para simular las tripas. Los niños observaron esta presentación, en la que también participaron Ana María Velasco, José Aguilar, Adrián Benavides y Catalina Duque.
Afuera del recinto, padres e hijos aguardaban por el espectáculo para niños organizado por la revista infantil ¡Elé!