Las composiciones de Mozart, Shostakovich y Beethoven fueron las que impresionaron los sentidos de los asistentes al concierto que ofreció el Cuarteto Emerson, la noche del lunes, en la Casa de la Música.
El programa se inició con el cuarteto de cuerdas Nº 19 en Do mayor, K 465 deWolfang Amadeus Mozart, en el que desplegaron la fuerza de su unión interpretativa con un impecable sonido de ‘De las disonancias’. Desde el casi silencioso chelo de David Finckel, con el que se inició el primer movimiento, hasta la portentosa interpretación a manera de sonata del cuarto movimiento, el Cuarteto Emerson supo llevar la posta de la obra con la que Mozart culminó la serie de cuartetos dedicados a Joseph Haydn.
Ya dentro de la intensa experiencia musical en la que se encontraba el público, que llenó la sala de conciertos de la Casa de la Música, los sentimientos de alegría y nostalgia de Shostakovich resonaron a través del Cuarteto Nº 8 en Do menor, opus 110, con el que finalizaba la primera parte del concierto. En cada uno de los cinco movimientos que componen este cuarteto, escrito en tan solo tres días y que se muestra como una autobiografía de Shostakovich, la agrupación estadounidense supo proyectar la perfección casi innata de la partitura.
Pero la estocada final se dio con el cuarteto Nº 14 en Do menor, opus 131, de Beethoven. Integrado por siete movimientos que se tocan sin interrupción, este cuarteto es considerado como el más destacado de la obra de Beethoven. Emerson logró resaltar la relevancia casi mística que se siente en cada una de las notas que conforman esta pieza con una interpretación que tuvo su esplendor en el Andante ma non troppo.
En fin, lo que vivió el público el lunes fue una experiencia musical completa, guiado por el virtuosismo y el alma de Emerson.