El coliseo de deportes de Cotacachi fue el escenario al que debieron adaptarse los 28 bailarines del Ballet de Camagüey, de Cuba. Sobre la tarima, ubicada al fondo del coliseo, presentaron cuatro obras, que complacieron a los 500 asistentes que asistieron a la segunda función, el domingo último.
Entre el público, en primera fila, estuvieron 15 niñas de la escuela de ballet de Ibarra. Para Graciela Lalama y su padre Gustavo, fue una buena oportunidad para mirar de cerca obras del catálogo del ballet universal. Los 28 bailarines de la compañía interpretaron el segundo cuadro de ‘La Fille Mal Gardée’. Luego vinieron el ‘pas de deux’ Muñecos, el ‘pas de trois’ del ‘Lago de los Cisnes’, y el primer acto de Majissimo. Estas son parte de las 250 obras que tiene en su repertorio la compañía. Su arribo al país fue por invitación de los municipios de Cotacachi y Quito y la Casa de la Cultura.
‘La Fille Mal Gardée’, que data de 1700 y que satiriza a la burguesía francesa, fue la obra central de este repertorio. Originalmente está compuesta por un acto y tres cuadros, con una duración de 45 minutos.
En Cotacachi, dos carpas ubicadas al costado del escenario sirvieron de camerino para que siete asistentes, entre personal de apoyo, profesores, técnicos de sonidos, luces y dirección de escena, preparen a los danzarines con coloridos trajes.
Según Regina María Balaguer, directora del ballet, la obra lleva mucha escenografía y utilería, pero el escenario no prestaba las condiciones para presentarla completa; por ello, tuvieron que hacer pequeñas modificaciones a esas obras. Desde Cuba conocieron que el público del cantón imbabureño no había tenido mayor contacto con el ballet.
Para el cierre, dejaron el primer acto de Majissimo, en donde ocho bailarines, llamados en Cuba atleta de atletas de alto rendimiento por el esfuerzo físico que realiza, demostraron toda su maestría. Los cotacacheños reconocieron la obra con una ovación.