Cosmética verde

Juan Lorenzo Barragán

Juan Lorenzo Barragán

Ahora son verdes las celebridades, los impuestos, los gobiernos, los paquetes turísticos, los 4 x 4, las certificadoras, los arquitectos, los agricultores, el papel, la iglesia, las multinacionales ¡hasta las gaseosas que se expenden en PET y los mismos publicistas! La palabra ecológico está tan prostituida que las fundas de los templos de derroche nos hacen creer que al usarlas contribuimos a la conservación.

[[OBJECT]] Paradójicamente, el quehacer de la fundación ambientalista calificada por las encuestas como la “empresa” a la que se considera más preocupada por el medioambiente en el país, está en veremos por haberse dedicado a un muy buen negocio: el manejo de gran parte de los desechos de la capital en un relleno “sanitario” disfrazado de verde, en vez de defender políticas ambientales reales a favor de nuestra comunidad.

El concepto de hacer negocios con “responsabilidad ambiental” a menudo no es más que una herramienta de mercadeo para vender y hacer más dinero, a costa del ambiente y nuestra ingenuidad. Está en boga el Ecomarketing, que determina el nivel de “consciencia ambiental” del público para invertir parte de los presupuestos publicitarios de una empresa en cosmética verde. Según los expertos, un negocio que no contemple un factor enverdecedor no tiene piso para competir en los mercados actuales.

El problema está en el modelo: mientras éste se base en el “crecimiento” o “desarrollo” el bienestar de las nuevas generaciones se pone cada vez más difícil. El desarrollo sostenible es un oxímoron si analizamos lo que significa desarrollo y lo que se sacrifica para conseguirlo. ¿Qué les diremos a nuestros hijos cuando la Manta-Manaos –propuesta de tránsito comercial del Iirsa, este Gobierno y algunas empresas dizque verdes– termine de arruinar lo poco que están dejando las petroleras en el Yasuní, quizá el sitio más megadiverso del planeta? El discurso político del Sumak kawsay no sería más que un engañoso empaque si dentro del mismo nos “venden” las propuestas de nuestros gobernantes regionales al mejor estilo del Banco Mundial.

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