Mientras España rendía ayer homenaje a Antoni Tàpies, uno de los mayores artistas plásticos contemporáneos, fallecido el lunes a sus 88 años, en esta redacción buscábamos en los ar- chivos una entrevista realizada por Byron Rodríguez hace 14 años al genial pintor y escultor vanguardista. Y aquí presentamos algunos fragmentos, que resumen el carácter y las ideas de uno de los grandes renovadores del arte del siglo XX.
La entrevista
Al principio no quiere dialogar. “Ya lo hice ayer en una rueda de prensa”. Sin embargo, cuando escucha que la entrevista será publicada en un diario quiteño cambia de opinión. “Mi secretaria, Margarita Burbano, me habla mucho de Quito, de sus montañas, sus volcanes, su cielo azul”.
Su arte, en sus palabras
A la pregunta de su preferencia por romper esquemas con sus técnicas y la utilización de materiales como arena (de playa o de río), bronces, barnices, papel periódico y cartón, responde: “Desde muy joven estuve obsesionado por cambiar de técnica para romper con las tradicionales de la Academia que las llevaba desde siglos: pintar con pincel y pintar al óleo.
Yo empecé a trabajar en plena dictadura franquista. Esa época para mí representaba un mundo acabado, que me daba mucha rabia. En lugar de utilizar pinceles me gustaba usar cuchillos para rasgar cartones y papeles.
“Entonces todos los soportes tenían mucha importancia para mí, soportes que en sí mismos ya dijeran una cosa. Una línea de dibujo si está hecha con un lápiz es muy distinta que si la haces con la punta de un cuchillo y según en qué soporte la inscribes. No descarto utilizar cartones, superficies de desperdicios, papeles y periódicos viejos, sucios. Poco a poco fui introduciendo el polvo de mármol, aquello que han llamado mis materias clásicas que me permiten rasgar”.
Y sobre de la utilización del cuchillo como su símbolo, cuenta: “En esos oscuros tiempos del franquismo fue un símbolo de rebeldía. Incluso el color del cartón para mí era la representación del caqui militar y satisfacía agredirlo. La dictadura acentuó este aspecto que en realidad ha pasado con muchos artistas no solo del siglo XX sino de otros siglos. Casi todos hemos sentido esta necesidad de transgredir lo establecido, las normas académicas rígidas. Porque romper con la Academia es quizá romper con la sociedad que oprime, que a veces se porta mal con los olvidados.
El surrealismo, Miró y Dalí
Alguna vez él dijo que prefería huir de la literatura y dar paso a la plenitud de lo plástico. “Mi generación estuvo cerca del surrealismo francés, sobre todo el que llevaban adelante los escritores y poetas. Desde el punto de vista teórico tuvo una gran trascendencia. Pero en cambio en la plástica se destacaron pocos artistas. Alguna vez un crítico se preguntó:¿Ha existido la pintura surrealista? Aparte de mi compatriota Joan Miró, que también trabajó mucho para romper con el formalismo, los otros cambiaron de temas: más fantásticos e imaginativos. Sin embargo, han seguido trabajando con una técnica muy escolar, muy académica. Un prototipo de ellos, por ejemplo, es Salvador Dalí. Puedo afirmar que en mi país, Catalunya, tenemos dos modelos. El bueno es Miró y el malo, Dalí. Con Miró me identifico mucho, fuimos grandes amigos.
La realidad y su obra
Es muy útil que la gente se acuerde que estamos frente a un misterio tremendo. En mi madurez continúo pintando con fuerza lo sígnico, lo abstracto, me voy por la naturaleza, por el amor, la pasión. Busco signos, imágenes, materiales que provoquen un cambio de mentalidad en las personas que contemplan las obras. Trato de buscar un método para deformar o reformar la mentalidad del espectador que lo mira.
HOJA DE VIDA
Antoni Tàpies
Nació en 1923 en Barcelona. Fue uno de los principales exponentes a escala mundial del informalismo, está considerado como uno de los más destacados artistas españoles del siglo XX.
Considerado un artista polimórfico y renacentista en la acepción grandiosa de la palabra. En su arte se dan la mano occidente y oriente, lo particular y lo universal, ciencia y mística.