Este patio, comúnmente conocido como el de la araucaria (por el enorme árbol que alberga), ha visto transitar a cientos de estudiantes de la antigua Universidad Central, a clérigos y a burócratas. Los pasillos que en él desembocan, actualmente conducen al visitante a la Biblioteca Municipal González Suárez, que incluye hemeroteca, colección y exhibición de libros antiguos e implementos y máquinas de impresión.Este es uno de los tres patios del actual Centro Cultural Metropolitano, cuya edificación ocupa una manzana, que en la Colonia perteneció a la Compañía de Jesús, hasta su expulsión en el año 1767. Y el artista español Jorge Perianes es el encargado de fusionar el arte con las paredes centenarias de este escenario.El edificio para la Universidad se construyó en el año 1915, después de derrocar la vieja casona colonial que albergó a la Universidad de San Gregorio Magno, fundada en 1622. Después de la expulsión, conservando los estatutos de la universidad jesuítica, en 1787 se estableció en los mismos locales la Universidad que los dominicos habían fundado en 1681, con el nombre de Real Universidad Pública de Santo Tomás de Aquino. Después de la independencia, el congreso de Cundinamarca en el año 1826 resolvió la creación de universidades centrales en las capitales departamentales y más tarde, ya como República del Ecuador, se reorganizó como Universidad Central por decreto de 1836.En su momento el derrocamiento del centenario edificio de los jesuitas fue para algunos, como Gonzalo Zaldumbide, un desacierto. “Era testimonio de nuestro abolengo intelectual, así hubiese sido una choza, esa morada solariega de los fundadores de una cultura valía más a los ojos del que sabe ver y sentir”.El edificio actual fue construido, a partir de 1915, bajo el proyecto del arquitecto Francisco Espinosa Acevedo, ganador de un concurso convocado por la Universidad. En 1929, un voraz incendio destruyó parte del tercer piso y sus gabinetes científicos. En 1945, la Universidad, en concordancia con el Primer Plan Regulador de la ciudad, resolvió construir nuevas instalaciones en el norte y abandonar el edificio del centro. El 21 de abril de ese año, se firmó un convenio con la Municipalidad por el cual esta construcción pasaba a propiedad del Cabildo, en compensación por la expropiación que había realizado de los terrenos del norte a favor de la Universidad. En manos del Municipio, el edificio fue ocupado intensamente.