Las compañías y cantantes líricos piden mayor apoyo económico

En la Fundación Beatriz Parra de Guayaquil.  Beatriz Parra ensaya con su alumna Priscila  Astudillo.

En la Fundación Beatriz Parra de Guayaquil. Beatriz Parra ensaya con su alumna Priscila Astudillo.

El 30 de diciembre del 2010 se realizó la última función de ópera en Cuenca, fue ‘El barbero de Sevilla’. Desde entonces no ha existido financiamiento público ni privado para montar este tipo de presentaciones.

Según el tenor Oswaldo Mora, coordinador de Cultura de la Universidad Nacional de Loja, esa misma realidad se vive en otras ciudades del país; pues solo en Quito y Guayaquil funcionan compañías líricas. En el resto del Ecuador, el esfuerzo es mínimo.

Para Mora, varios factores pesan. En el caso de Loja - dice - no hay escuelas o instituciones que formen cantantes líricos. En esa ciudad solo él y Victoria Burneo, quien ahora estudia en Italia, se dedican a esta actividad.

Otro factor, agrega Mora, es el poco apoyo estatal. “El IECE no otorga créditos para el área de cultura”. Según él, el canto lírico es una actividad costosa porque montar una obra oscila entre USD 10 000 y USD 30 000.

Por eso en Loja solo una vez al año se realizan eventos líricos. El próximo será en mayo, con apoyo del Gobierno nacional, y participarán cantantes guayaquileños.

Una situación similar se registra en Cuenca. Por ejemplo, el barítono Diego Zamora desarrolla su carrera en Quito y Guayaquil. En la capital azuaya se presenta principalmente con la Orquesta Sinfónica de Cuenca desde 2009.

Zamora está seleccionado entre 13 000 cantantes del mundo para representar al país en Australia, pero no tiene dinero para financiarse el viaje; pese a lo cual no se desmotiva. Él y otros cantantes cuencanos, en coordinación con Eugenia Washima, de la Universidad de Cuenca, plantean formar la compañía de cantantes líricos de la ciudad. Esa idea surgió con la reapertura del Teatro Carlos Cueva. Según él, este es un espacio idóneo para ofrecer espectáculos de ópera por su infraestructura. Con la iniciativa ya han seleccionado a 12 cantantes, entre ellos a Vanesa y Jorge Regalado, Juan Cerna, Priscila Urgilés, Vanesa Freire y Andrés Pineda.

La idea es realizar espectáculos pequeños solo en canto y luego montar obras de ópera. Esperan que el Municipio asigne un rubro, al igual que el Estado.

En Quito, está la Compañía Lírica Nacional, fundada por Julio Bueno hace seis años. La soprano María Isabel Albuja pertenece a ella desde sus inicios y apunta que es beneficioso que existan estos espacios, porque los cantantes líricos pueden demostrar lo aprendido. Esta compañía funciona con una asignación de USD 3,8 millones del Municipio de Quito; además de los ingresos propios por taquilla. En su programación, la compañía realiza tres óperas al año y otras funciones de canto. Sin precisar sus ingresos, Albuja dice que puede vivir del canto; pero que se requieren más fondos para la difusión.

En Guayaquil existen dos centros para la formación de cantantes y la difusión de la ópera.Uno es la Fundación Beatriz Parra, que funciona desde el 2004 y que desde hace tres años recibe USD 20 000 anuales del Municipio de Guayaquil. Para Parra, ese presupuesto es mínimo con el agravante de no tener apoyo del Estado. El otro es el Conservatorio Rimsky-Korsakov, dirigido por Reinal Cañizares, que funciona desde 1994 y también se dedica a la formación musical en otras áreas.

Para Cañizares, en el país existen centros formadores de cantantes, pero el problema es que la educación es costosa para el estudiante. Sus obras las realiza con autogestión y apoyo privado. “El vocablo Ópera sigue identificado con algo elitista; cuando, en realidad, se trata de un género musical más democrático y popular”.

El subsecretario del Ministerio de Cultura en el Austro, Luis Sacoto, dice que a través de fondos concursables se apoya a este género y que hay un rubro que cubre los pasajes de los artistas, para cuando salen al exterior. Sin embargo, no especifica un monto.

Otros detalles

En el país    solo se ha realizado una vez el Congreso Nacional de Canto Lírico, en el 2009,  en Cuenca. Este fue impulsado por el  tenor cuencano Cristian Castro.

Entre las  óperas  que se han presentado en Cuenca están  ‘Carmen’, de Bizet, y ‘Elixir del amor’, de Donizetti. En Quito, en cambio, se destacan  ‘Manuela y Bolívar’, de Diego Luzuriaga, y  ‘Suor Angelica /Gianni Schicchi’, de Puccini. En Guayaquil, se han montado zarzuelas  como  ‘Katiuska’, de Sorozábal.

En Quito,   cinco cantantes pertenecen a la Compañía Lírica Nacional. Además,  invitan a otros artistas. En Guayaquil, existen seis en la compañía de la Fundación Beatriz Parra.

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