Entrevista a Claudio Cañizares, médico e investigador científico.
¿Cómo recibió el Premio?
Con mucho agrado, porque es un reconocimiento al trabajo que yo he venido desempeñando los últimos 40 años
¿Qué le vino a la memoria el momento en que le comunicaron que había ganado el Eugenio Espejo?
Imagínese, todos mis vivos y todos mis muertos ocuparon mi mente. Pero sobre todo mi esposa, a quien le debo todo el apoyo y el sacrificio, ella siempre ha estado conmigo en esta lucha por la ciencia y por mejorar las condiciones de la investigación en el país; y mis hijos también. Fue un tropel de emociones.
¿Cuál considera usted que ha sido su aporte más importante para haber sido merecedor de este galardón?
Bueno, yo he venido haciendo investigación los últimos 40 años, en varios ámbitos, pero siempre con la finalidad de mejorar la salud pública en el Ecuador.
¿Algún logro en particular que usted resaltaría?Es que yo he venido trabajando por las ciencias básicas acá en el país durante mucho tiempo, por ejemplo con la doctora Laura Arcos en el establecimiento de una facultad de Biología en la Universidad Católica del Ecuador, también trabajé en la constitución del Banco de Sangre y he participado activamente dentro de Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS); también en la campaña de donación de sangre. Mis aportes han sido en diferentes áreas siempre en pos de una salud pública que dé un mejor servicio
¿Usted qué cree que le falta a la Medicina en el Ecuador?
Es una pregunta bien compleja y no podría dar una respuesta.
Pero sin duda usted considerará que hay áreas en las que debe haber avances…
A ver, yo no voy a hablar de la medicina en sí, puedo hablar de los procesos de investigación científica. Creo que una de las principales debilidades que tenemos en el Ecuador es la poca inversión pública en desarrollo tecnológico, y esto también abarca a la medicina en muchos aspectos. Sobre todo porque esa inversión pública puede garantizar un acceso mayoritario a los servicios; acá más que nada se hace inversión para lucro, desde la empresa privada, y al tener ese tipo de inversión se limita el acceso. Solo la inversión pública garantiza que estos conocimientos y estos avances beneficien a la comunidad en general, mejorando así la calidad de vida de todos.
¿Usted encuentra que en los últimos años ha habido cambios importantes en la medicina en el país?
Sí, por su puesto. Si usted hubiese visto cómo se practicaba la medicina acá en el Ecuador cuando yo llegué de México (años 60) podría darse cuenta de que ahora es otra la situación. Apenas me instalé me contactaron personeros del Instituto de Seguridad Social, cuando estaban a punto de abrir el hospital Carlos Andrade Marín, que fue el primer hospital de especialidades que tuvo la Seguridad Social aquí en el Ecuador.
Identifique cambios más concretos…
Ahora por ejemplo, los médicos recién graduados tienen mucho acceso a hacer postgrados. En fin, la actual, es una medicina muy distinta de la que se hacía hace años en este país.
¿Actualmente, tiene algún proyecto en marcha, ya sea en investigación o algo más práctico?
Mire, a mí me dan este premio casi cuando ya tengo 80 años, y en este momento de mi vida, el único plan que tengo es disfrutar mi existencia al lado de mi querida esposa y de mis hijos.
¿Para qué cree que sirven los premios como este?
Yo creo que hay que verlos desde dos perspectivas. La primera, este tipo de premios sirven como un reconocimiento que da la República a las personas por un trabajo que ha sido destacado dentro de sus áreas. Y en el otro aspecto, yo creo que debería ser dado antes; imagínese si yo hubiese recibido este premio hace 20 años, podría tal vez haber tenido mayor tranquilidad económica para realizar mejor mi trabajo científico.