Casi tres años han pasado desde que en junio de 2011 el proyecto fílmico ‘¡A un dólar! ¡A un dólar!: la ciudad sin corazón‘ ganara el Premio a la Producción de Cortometraje Documental del Consejo Nacional de Cine. Una etapa en la que María Aguilera, la directora, y Miguel Narváez, el productor, han ido engranando, en una cinta de aproximadamente 60 minutos, las historias de aquellos comerciantes minoristas que diariamente transitan por las calles de Quito.
Aproximadamente 20 personas, de más de 100 entrevistados, adquieren una voz propia a lo largo de la película, que se estrena el martes 25, a las 19:30, en la sala Alfredo Pareja de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Este grupo habla de sus propias historias; de cómo en ciertos momentos se sienten desprotegidos, a pesar de que para ellos se construyeron grandes espacios llamados Centros Comerciales del Ahorro.
Resulta curioso que este trabajo establezca un puente entre la capital ecuatoriana y Barcelona. Que la ciudad española se haya convertido en sede de los Juegos Olímpicos de 1992 fue únicamente posible cuando se hizo una reorganización total del espacio público, convirtiendo al nombre de la metrópoli en una marca comercial. Esto lo testimonia Aguilera, quien desde muy joven criticó la salida de pequeños comerciantes de los lugares considerados como históricos. “Y, curiosamente, -comenta la directora- la misma empresa que implantó este modelo en España (Chias Marketing) desde el 2003 realiza algo similar en Quito”.
Para Aguilera, quien ha trabajado en proyectos de desarrollo en Europa y en América, el modelo turístico de Quito va dejando de lado a pequeños vendedores, relegándolos a espacios que reducen sus ventas y desestimando sus necesidades. “No solo los encierran en un centro comercial. Cuando ellos ya están allí se los comienza a olvidar. Muchas veces no importan sus familias, no hay planes de salud ni de bienestar social. Son reubicados en espacios donde la memoria puede fácilmente olvidarlos”.
Narváez es igual de enfático en su crítica a este sistema. Él dice que estos modelos de desarrollo permiten que la ciudad tenga inversores antes que ciudadanos. “En los últimos años, se ha visto cómo el Centro Histórico de Quito se ha rediseñado a la complacencia de empresas turísticas”, señala. De esto, “el mejor ejemplo es la existencia de dos hoteles de lujo: Plaza Grande y Casa Gangotena, ubicados en lugares emblemáticos de la ciudad”.
La nueva organización de la ciudad no solo ha reubicado a esta gente. También ha creado tensiones entre los comerciantes. En estos años filmando el movimiento de la ciudad, ellos han visto que los ‘carnetizados’ son los primeros en denunciar a los que trabajan sin estar afiliados a una asociación. Así, para los documentalistas, entra en duda la veracidad del espacio público. “¿Espacio público para quién? ¿Para los ciudadanos o para las empresas turísticas?”, comenta Aguilera.
Una posible respuesta a estas interrogantes la elabora en el documental Luz Elena Coloma, gerenta general de la Empresa Pública Metropolitana de Gestión de Destino Turístico: “Yo puedo, como empresa metropolitana, manifestar mi preocupación, de hecho lo hago permanentemente, por la presencia de indigentes en zonas turísticas, o por el descontrol, o por el uso indiscriminado o incorrecto del espacio de una zona x”.
Las palabras de Coloma llevan a Narváez a reflexionar sobre un grupo vulnerable dentro del plan turístico: la tercera edad. “Muchos ancianos sobreviven con el trabajo informal. Ellos no tienen certeza de que la reubicación los ayudará económicamente. De hecho, estos movimientos los aleja de una estabilidad laboral”.
Aguilera y Narváez afirman que no han querido elaborar un documental en tono de denuncia frente a ciertos planteamientos turísticos. Más bien, su intención ha sido recolectar los testimonios de quienes forman parte de la vida económica de la urbe. Sin embargo, y tras comparar modelos similares en otras ciudades, Aguilera llega a una conclusión: “No podemos creer que Quito será la ciudad de los sueños porque hay mucha gente que está jodida. Lo que hacen estas empresas es ocultar estas historias y mostrar la cara maquillada de la ciudad”.
María Aguilera Reche, española residente en Ecuador, cursó en Barcelona la licenciatura de Filosofía y una maestría en Desarrollo Internacional. Ha trabajado en proyectos de desarrollo social y productivo en países como Guatemala, Nicaragua y Perú.
Miguel Narváez Pico, ecuatoriano, ha producido múltiples eventos como el Encuentro de jóvenes de Chanduy (2012) o el Festival de rock Rockcotocollao (2010); el cortometraje ‘Dando luz y color a la memoria de Cotocollao’ (2010). También ha protagonizado roles como actor.